Matar con calmantes

Como cada primer martes de mes, han salido los datos del paro registrado: en junio hay 127.248 parados menos en el registro. Es el mejor mes de junio desde 2006. Y sin embargo, no es ni mucho menos un dato positivo ni vamos en la buena dirección, como se ha apresurado a decir Rajoy, el presidente que ausente que ahora sí habla pero calla cada vez que le preguntan por la corrupción. El dato engaña: es la peor contratación de temporales en junio desde 2009, el paro no estacional subió en casi 1000, la afiliación a la Seguridad Social apenas repunta un 0,16% y la contratación indefinida se desploma un 48% respecto a junio del año pasado. Entre otras cuestiones, si el paro registrado ha bajado también puede ser porque hay muchos que se están marchando y muchos que llevan tanto tiempo en paro que ya no renuevan su registro. Hay parados que llevan tanto tiempo en paro que están desapareciendo incluso del mapa. Y por eso algunos han decidido buscar otro punto en el mapa fuera de nuestras fronteras. A este paso de presunta creación de empleo además tardaremos 7 años en salir de la crisis, así que no es un dato positivo, señor Rajoy. Y no vamos en la buena dirección, vamos en la dirección que ha marcado su catastrófica reforma: hacia el contrato basura, hacia el precario indefinido. El trabajo no mejora en España, solo están maquillando el cadáver. Maquillan el cadáver para seguir sacándole las tripas. El PP está convirtiendo a los trabajadores en zombies: trabajadores a los que les han quitado tanta vida que se mueren por unas migajas. Todos deseamos que el paro baje pero no a cualquier precio, no a este precio. Por lo menos algunos no deseamos que baje si eso sirve para justificar una reforma laboral que es una demolición de derechos. 127.248 presuntos parados menos no pueden tapar el bosque de más de 6.000.000 de desempleados. 127.248 no pueden servir para enmascarar el cáncer ni el virus mortal que le han inoculado al Estado de Derecho. Este es el gobierno de los analgésicos y los calmantes. Quieren curar el cáncer con calmantes. O sea, no lo curan, lo maquillan, lo distraen, pero mientras el cáncer avanza. No atajan tampoco el tumor de la corrupción porque ellos son el cáncer, claro. Tratan de engañarlo, de engañarnos, con el calmante del silencio, pero no quieren curarlo porque para curarlo tendrían que extirparse a sí mismos. Hoy el calmante es el paro. Ayer era la encarcelación de Bárcenas. Nos alivia pensar que ese sinvergüenza está entre rejas pero ese analgésico no puede ocultarnos que muchos de sus compinches siguen fuera. La detención de Bárcenas no puede hacernos olvidar que el PP lo mantuvo 20 años en el puesto de tesorero, le permitió hacer negocios con la Gürtel y con numerosos empresarios que recibieron favores a cambio, que circularon sobres por la sede del PP, que la sombra de la financiación ilegal planea sobre este gobierno pero este gobierno no ha hecho absolutamente nada para combatir la duda y la sospecha ni para limpiar la suciedad Rajoy es de los que piensa que lo mejor es callar hasta que se calme el dolor. No es un médico, es un anestesista que te mata con una sobredosis de morfina.