Scorsese rock and roll star
Esta semana Sofá Sonoro visita ‘La Script’ de María Guerra para charlar de los documentales de música de Martin Scorsese (Nueva York, 1942). Un director con una especial sensibilidad para la música como ha demostrado a lo largo de una carrera repleta de escenas legendarias enmarcadas con la mejor música. “Creo que amo la música más que al cine. La música es la forma más pura de arte", comentaba Martin Scorsese en un encuentro con Spike Lee. "La música sale directamente desde el alma", apostillaba.
La historia de Scorsese con la música se remonta a finales de los sesenta, cuando participó en el proyecto que grabó y montó el mítico documental sobre el festival de Woodstock, aunque el primer trabajo musical del director fue el rodaje de ‘El último vals’ (1978), el documental-concierto que sirvió de despedida de The Band, la banda que acompañó a Bob Dylan en sus mejores años sobre el escenario y en alguno de sus mejores discos. De aquella época se remonta su amistad con el guitarrista Robbie Robertson, que con los años ha sido una de las personas de confianza del director y el responsable de la música de buena parte de sus películas. Aquel documental, del que ya hemos hablado en este blog, sentó las bases para trabajos posteriores que tomaron como referencia este formato de concierto con invitados y entrevistas entremezcladas. "Siempre me consideraré un privilegiado por haber estado allí, por filmarlo y por ofrecerlo de vuelta a la gente, fue un momento definitivo para mí", confesaría años después Scorsese sobre el documental.
Durante aquellos años setenta Scorsese vivía como una estrella de rock, en una época en los que los directores independientes no se diferenciaban tanto de los músicos. Fueron sus años en la cocaína, en los que apenas dormía, en los que montaba películas en un par de noches y en los que su mente no paraba de trabajar como bien refleja Peter Biskind en 'Moteros tranquilos, toros salvajes'. Aquellos fueron años salvajes, intensos, erráticos, pero Scorsese consiguió salir adelante, dejar aquello atrás y volver a centrarse en su carrera, una brillante carrera. Antes de cumplir los 40 años el director ya había rodado 'Malas calles' (1973), 'Alicia ya no vive aquí' (1974), 'Taxi driver' (1976), 'New York, New York' (1977) y 'Toro Salvaje' (1980) y todavía le quedaba mucha cuerda.
En el programa de esta semana hablamos también de sus trabajos con Dylan en ‘No direction home’ (2005), con los Rolling Stones en ‘Shine a light’ (2008) y ‘Living in the material world’ (2011), su extensa aproximación a la vida de George Harrison. Los tres son documentales de encargo que rinden tributo, más que examinar, a importantes figuras de la historia de la música. Cerramos la intervención hablando de la joya de la corona, el serial de siete documentales con otros tantos directores sobre la historia del blues que tanto le apasionó siempre. "Lo de Clapton nos dio la perspectiva para este proyecto. Cada director que participó tenía una profunda conexión con esa música y cada uno afrontó el tema desde su perspectiva personal. Para mi película la idea era llevar al espectador desde Misisipí hasta África de la mano de unos maravillosos y jóvenes músicos. Resultó fascinante escuchar las conexiones entre las músicas de África y EEUU, ver cómo las influencias viajaban en ambas direcciones", contaba Scorsese sobre su aventura musical en ‘Feel like going home’, el trabajo que firmó el director y que probablemente sea el mejor trabajo musical de una extensa y cuidada carrera.
'La Script': La cara musical de Martin Scorsese