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Música

Mitty Collier, la predicadora que dejó el soul

mittyEl soul está repleto de nombres olvidados por la historia. De leyendas que triunfaron en los años cincuenta o sesenta y que el tiempo dejó de lado. Artistas que ahora, medio siglo después, regresan con mayor o menor suerte, por aclamación popular o por necesidad artística. Este es el caso de Mitty Collier, una enorme mujer que ha vuelto al estudio y a los escenarios tras muchos años alejada de la música, centrada en labores humanitarias y en su día a día como pastora de una congregación religiosa de Chicago.

Graziano ha llevado este año a Mitty a Italia, a su pequeño pueblo consagrado al soul, su calle se llama Vía Otis Redding y el parque de la ciudad lleva el nombre de Rufus Thomas. “El año pasado fui a Memphis para ver a Rob Bowman y le pregunté si tenía noticias de algunas de las viejas voces del soul y me dijo que Mitty acababa de publicar un nuevo álbum con un sello de Texas que se llama Dial Tone. Resulta que es el mismo sello que lleva a Cornell Dupree y a Barbara Lynn. Llamé al dueño y me dio su contacto en Chicago”.

Uliani ha tratado a todas las grandes estrellas del soul, gente como Mavis Staples, Solomon Burke o el propio Thomas, que tocó hasta en seis ocasiones en Porretta, un pueblo de menos de 5.000 habitantes. Graziano se toma su festival muy en serio y llamó por teléfono a la cantante durante el invierno y en mayo se fue a verla, a conocerse. “Es una mujer muy trabajadora, su voz es profunda y fuerte y su carácter es siempre positivo”, explica el italiano. “La pregunté si podía cantar canciones seculares en el festival y me dijo que solamente cantaba góspel ya”. Al final, explica Graziano, es cambiar “god” por “man”. La pastora Collier aceptó ir al festival pero se negó a cantar canciones profanas. Ese tiempo de su vida había quedado atrás.

wwLa actuación de Collier en Porretta demuestra que el tiempo no ha tratado mal a esta mujer que luce pelo corto, arrugas profundas y que tiene esa mirada sureña sinónimo de buen carácter y fuerte temperamento. Su voz, en cambio, sigue teniendo dulzura, potencia y rabia a pesar de haber tenido algunos problemas en los últimos años.

Mitty Collier (Alabama, 1941) comenzó cantando en la iglesia y durante una visita a su hermana a Chicago ganó un concurso de talentos y fichó por Chess Records lanzando una quincena de sencillos durante los años sesenta. Su gran álbum de aquella época fue el intenso 'Shades of a genius' (1965). En los años setenta cambió el soul por la música religiosa y editó 'The warning'. Tras grabar 'I am love' en los ochenta, comenzó a trabajar en una publicación de la Universidad de Chicago, montó un servicio telefónico para rezar y un proyecto, que aún sigue, que sirve comida a los más desfavorecidos de Chicago. Por todo ello el alcalde de su localidad natal, Birmingham (Alabama), le entregó las llaves de la ciudad. Collier se ordenó ministra en los años noventa y el año pasado editó su último disco 'I owe all to the world', un álbum religioso que ha presentado en Porretta ante la aclamación popular. Mitty no ha vuelto a cantar ni soul ni R&B, aquella atractiva joven de las portadas de sus discos, que estaba en el mejor sello en su mejor momento, explica en las entrevistas que no puede estar en los dos mundos, su compromiso con Dios va más allá del dinero, de los recuerdos de juventud, de la nostalgia. Es otra mujer, una que ha cambiado la forma de ver la vida y eso se refleja en su música.

 
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