Reverend Peyton´s Big Damn Band, el predicador de las montañas del blues
‘Between the Ditches’, el último disco de The Reverend Peyton's Big Damn Band, es una joya que entra con fuerza desde su primera escucha. Esta banda de tres piezas, al reverendo le acompañan su esposa ‘Washboard’ Breezy Peyton, que toca una vieja tabla de lavar, y Ben ‘Bird Dog’ Bussell (percusionista), ha recorrido un largo camino en la última década, un camino de media docena de álbumes. Durante ese viaje, de más de 250 conciertos al año, el grupo ha sacado músculo y llega al 2013 en su mejor momento y con una inmensa potencia de sonido, un sonido rabioso y sucio, motero y canalla.
En el último año la banda se ha presentado en Europa y ha tocado en casi todos los grandes festivales de EEUU con canciones como ‘Something for nothing’, la deliciosa ‘We will get through’ y la cinematográfica ‘Clap your hands’. Alguien que se pasa tantas noches en la carretera es alguien con muchos recuerdos, con muchas anécdotas. Parte de la fuerza de la banda se ha curtido en los escenarios y aunque su último álbum es el que mejor capta su energía, sus directos son potentes desde casi los inicios. “Cuando no éramos todavía conocidos dimos un concierto en el Guilford College de Greenboro, en Nueva York, y aquello estaba repleto de estudiantes volviéndose locos, cantando junto a nosotros y de pronto todos se quitaron la ropa. Fue raro y divertido, aquella fue nuestra primera gira de verdad”, confiesa el guitarrista. A pesar de la fuerza de su música, Peyton es un hombre tranquilo al que le gusta pescar y cocinar, la buena vida y los placeres sencillos. Después de todo se trata de un treintañero que ostenta el mayor honor civil que concede el estado de Kentucky y que es un auténtico reverendo. “Colecciono títulos como quien colecciona sellos”, bromea Josh Peyton entre su barba poblada, su eterna gorra y su cara oronda. La tradición tiene herederos.
