Una Mostra peligrosamente ensimismada

Por primera vez en los 70 años del festival ayer ganó un documental: Sacro GRA del director italiano Gianfranco Rosi. Durante dos años Rosi se ha pasado filmando al mosaico humano que pasan y viven cerca de esta vía de circunvalación romana. Es correcta y sin duda ha sido trabajosa, pero no es, en absoluto, una de las 70 mejores películas del último siglo.

Los festivales se van ensimismando cada vez más y se olvidan de los espectadores que también cogen otras rutas artísticas alternativas más interesantes. Peligrosa ruta.
El palmarés de esta 70 edición le ha pegado una patada al cine más clásico y cercano al público. La excelente y emotiva película Philomena de Stephen Frears y con una inmensa Judi Dench, en la piel de una anciana que se embarca con un pedante periodista (Steve Coogan) se ha llevado el obvio premio de mejor guión, firmado también por el cómico Coogan. Poca cosa para una película deliciosa y llena de punzante inteligencia y humor.

La selección de la sección oficial de esta edición veneciana ha sido muy floja y le ha dado pista libre a películas pretendidamente profundas, muchas de ellas emotivas y bien rodadas, pero desesperantes para el espectador como china Stray Dogs (Gran Premio del Jurado) del director chino Tsai Ming Liang que había anunciado en la presentación de este drama de exclusión social que iba a ser su último trabajo porque no se le entendía. Más razón que un santo.

Abucheos unánimes para la alemana La mujer del policía de Philip Groning. Y aplausos (y cara de pasmo) por el doble premio de la película griega Miss Violence (Mejor director para Alexandros Avranas y Copa Volpi para el mejor actor a Themis Panou), una historia de violencia familiar prima hermana de Canino. Brillante, pero nada original. En resumen, termina una edición de Venecia que ha interesado, sin duda, a los cineastas que han presentado películas. Verlas no ha sido tan apasionante. El cine debe ser un camino hacia los demás y no ejercicio de ombliguismo.