Telegrama a Jesús Posada

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Señor Presidente del Congreso de los Diputados, desde las vacaciones parlamentarias del 17 de julio se sabía que el periodo ordinario de sesiones comenzaría ayer martes 10 de septiembre. La fecha se conocía con dos meses de anticipación. Por eso, es inaceptable que una llovizna causara goteras sobre la tribuna de prensa y los escaños de la izquierda, obligando al aplazamiento de la sesión desde las nueve a las once de la mañana. Sabemos que el Presidente del Congreso no es el jefe de obras pero tenía la última responsabilidad de evitar la chapuza que hemos padecido. Veremos.




