No vale mirar para otro lado

Buena parte de la programación de la Cadena SER se traslada este miércoles a Cataluña para vivir desde aquí la Diada. Queremos compartir este día con los catalanes. Con todos los catalanes, los que reclaman el derecho a decidir y los que piden directamente la independencia; con los que piden simples ajustes en su relación con España, pero también con los que creen que las cosas deben seguir como están, sin tocarlas. Con todos.

Queremos contribuir a un debate que es un reto para todos, dentro y fuera de Cataluña. Queremos hablar. Y hacerles partícipes de esta conversación a todos ustedes desde cualquier lugar de España. Negar la realidad no suele mejorar la vida de nadie y a todos nos va mucho en este viaje.

La frustración y el descontento que se vive aquí, no son un eslogan político. Es una demanda social que no tiene una voz única, ni una razón única, pero que se hace oír con claridad. Vamos a hablar sin consignas ni prejuicios. Huyendo del irritante discurso victimista y doctrinario que emite tantas veces el gobierno catalán y sus satélites, pero desde el respeto a una identidad, una cultura, una lengua y a sus necesidades.

Y digamos claramente que defendemos que los derechos pertenecen a cada persona y no entienden de territorios ni fronteras, pero que las comunidades tienen derecho también a aspirar al nivel económico y social que sean capaces de alcanzar. Nosotros queremos hablar como deben hacerlo el gobierno de la Generalitat y el gobierno central. Un diálogo, el suyo que debe ser público, transparente y sometido al escrutinio de la opinión pública, como corresponde a las sociedades democráticas.

La Cadena SER les ofrece un ObSERvatorio especial hecho en Cataluña, que deja dos titulares contudentes: una clara mayoría, el 52% de los catalanes, se declara a favor de la independencia y un 80% de ellos es partidario de un referéndum sobre la independencia. Aquí estamos, en este preciso instante de la historia. No vale mirar para otro lado.

Pero este 11 de septiembre amanece atravesado por otra noticia que viene de Andalucía: el auto de la jueza Alaya, que señala a los dos últimos presidentes de la Junta el camino de la imputación en el caso de los ERE. En una situación procesal inédita, Alaya no los imputa, porque no puede al ser aforados pero tampoco remite el caso adonde sí podrían imputarlos, al Tribunal Supremo. Un actuación judicial que ha provocado tal tormenta jurídica que se sobrepone al fondo del asunto que investiga: la utilización irregular de dinero público.