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El becario americano y la luz del ático

Encontrar joyas olvidadas no es fácil. Aunque aparezca alguna canción interesante que resulte buen material para álbumes recopilatorios de los sonidos de un determinado lugar o de una época concreta, encontrar discos que sean rentables es otra tarea, una mucho más compleja. En ese trabajo hay pocos melómanos  tan destacados como Iñigo Pastor, hombre fuerte del sello Muster que más tarde crearía el genial Vampi Soul, el ‘primo’ lejano del todopoderoso Soul Jazz Records (Londres). El vampiro del soul lleva ya una década reeditando antologías tan interesantes como ‘Back to Peru’, sobre la escena psicodélica peruana de finales de los sesenta, o ‘Subway salsa’, sobre la música latina que editaba una tienda de discos de la estación de Times Square en el metro de Nueva York. Un día de verano el coche de Pastor chocó en Madrid con el de un joven estadounidense que recorría Europa tras acabar la universidad. El chico era Matt Sullivan, un tipo inquieto que entabló buena amistad con Pastor y que abandonó su viaje para pasar el verano merodeando por las oficinas del sello español. Esa es la versión romántica de Sullivan. La verdad es menos literaria. Sullivan, que había sido becario en SubPop, el sello de Seattle, escribió una carta a Munster, el sello en el que trabajaba Pastor allá por 1997, pidiendo ser becario para hacer sumar algunos créditos universitarios. “Vino aquí a aprender y estuvo seis meses”, explica Pastor por teléfono. “Nos escribió y fui a buscarle a la estación de autobuses, creo que venía de París. Estuvo medio año en Madrid”, aclara. Aquel verano acabaría siendo un curso intensivo sobre cómo trabaja un sello independiente, unas clases maestras sobre la búsqueda de joyas y la adquisición de sus derechos. “Matt estaba acabando la carrera, tenía veintipocos años y muchas ganas de aprender”, recuerda Pastor.  “Un día iba de viaje a Ibiza y la Policía le detuvo porque tenía el visado caducado, le mandaron de vuelta a casa, con bastantes malas formas, y le impidieron volver a España. Ni siquiera pudo pasar por la oficina o por su casa para recoger sus cosas”, añade Iñigo. Así terminó la aventura española de Matt Sullivan. El estadounidense no volvería a pisar España en diez años. “Fue muy duro para él. No le trataron muy bien y no tiene buen recuerdo de ello”. La versión española carece de romanticismo y misterio. “Me gusta más la historia que cuenta él”, bromea. “Aunque nuestro encuentro sí que tuvo algo de accidentado, de casual y precipitado. Pasamos muchas horas escuchando, descubriendo y compartiendo música”.

Así nació Light in the Attic, un sello que puede sacar pecho tras reeditar hace cosa de un lustro los dos álbumes de Rodríguez, el protagonista del oscarizado documental ‘Searching for Sugar Man’. Pastor confiesa que él también estuvo detrás de aquellos discos, años antes del documental. “Un amigo de Detroit tiene una tienda a 200 metros de su casa y me dijo muchas veces de reeditarle, que era un tipo cercano y agradable”. Descubrir música no es la parte complicada del oficio, luego hay que ponerse el traje de detective y seguir el rastro a la canción hasta dar con el dueño de los derechos. Siguiendo a Rodríguez, Pastor acabó en Cannes ante un tipo turbio que se paseaba con una carpeta con discos. “Tenía los dos de Rodríguez y cerramos un preacuerdo”, explica. Luego se dio cuenta de que Light in the Attic había cerrado otro con un tipo más serio y que tenía más pinta de tener los derechos reales de las canciones. Pastor canceló su acuerdo y el sello de Matt se apuntaría, años después, un importante tanto. “Light in the Attic ha hecho un gran trabajo, siempre lo hacen. Cuidan muchos sus ediciones. Es una compañía irreprochable y me parece fabuloso todo lo que hacen”, confiesa Iñigo sobre el sello de su exbecario.

La emoción que produce descubrir una buena canción es una descarga de adrenalina, un subidón parecido al que tienen los niños al abrir un sobre de cromos y dar con aquella estampa que nos faltaba en la página 6. Esa ha sido la seña del sello de Seattle. En esas búsquedas se han topado con obras fabulosas que requerían una reedición para conectar con una nueva audiencia.  Así han ido editando obras de artistas como Rodríguez, Public Image, D`Angelo, Donnie and Joe Emerson o el genial Lee Hazlewood, editado en una cuidada caja que resulta un profundo recorrido por la carrera de un hombre que triunfó con los duetos que grabó junto a Nancy Sinatra. También han brillado las reediciones y lanzamientos de artistas como Jackie Mitto, el brasileño Marcos Valle o la fabulosa Karen Dalton. “Me sorprendió mucho el álbum de Karen Dalton, que surgió tras indagar en el catálogo de Betty Davis. Es un gran descubrimiento, me encanta el trabajo de esa mujer”, explica Iñigo Pastor.

Ha pasado una década desde que Pastor y Sullivan comenzaron sus proyectos discográficos, dos lustros marcados por la calidad de la música que editan sus sellos, por las aventuras musicales que viven estos arqueólogos de la música. Dos hombres que mantienen una buena relación y que a pesar de los años se siguen mandando paquetes con las canciones que descubren y editan. Una tarea laboriosa y a veces ingrata que se traduce en pequeñas joyas que llegan a las tiendas para deleite de los aficionados.

FOTOS: Lee Hazlewood (Cortesia de Mark Pickerel) |Rodriguez en Los Angeles, 2008. (Theo Jemiso) | Karen Dalton (Foto de Elliott Landy)

 
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