La mirada de Soledad: "Una gran grosería"

La exposición de material nazi y fascista en Quijorna, un pueblo madrileño de 3.000 habitantes es, seguramente, una simple anécdota, rechazable, pero sin especial transcendencia. Lo que no es una anécdota y lo que debe tener alguna consecuencia, por simple didáctica democrática, es que la alcaldesa de esa localidad visitara esa exposición y no hiciera el menor gesto o comentario de repulsa. Eso es lo relevante y eso es lo que el Partido Popular, al que pertenece la alcaldesa, debería tener en cuenta. Dejarlo pasar con cuatro palabras de crítica es una grosería, una falta de atención y de respeto.

Para colmo, el portavoz del PP en la Comunidad de Madrid salió al paso afirmando que a su partido le gustan tan poco las banderas nazis como las comunistas. Pues muy bien. El PP queda también autorizado a tomar medidas disciplinarias contra aquel de sus alcaldes al que se le ocurra visitar una exposición dedicada a resaltar los méritos de Stalin o a glorificar el gulag.

Con todo, a lo que habría que prestar ya mismo atención es a lo que contó un concejal del mismo ayuntamiento. "No hay por qué criticar lo ocurrido en mi pueblo, dijo, porque a fines de este de octubre se va a inaugurar una exposición similar, pero mucho más grande, en el recinto ferial de Madrid". Quizás el presidente de la Comunidad debería pedir inmediatamente la lista de empresas y de materiales que van a ser exhibidos en la feria de IFEMA, no vaya a ser que el concejal de Quijorna tenga razón y a los pobres madrileños se nos venga encima un aquelarre.