¿La ley es negocio?

Dice el Banco Mundial que España está a la cola de Europa para hacer negocios y a la cola del mundo - puesto 142 de 189 - en las facilidades para emprenderlos, por detrás de países como Ruanda, Sudán del Sur o Mali. Y lo peor: en ambos aspectos hemos perdido puestos en el último año.

Nunca un gobierno ha pronunciado tanto la palabra "emprendedor". En septiembre se aprobó una ley específica para ellos. Pero aún se necesitan 10 procedimientos y 23 días para tramitar la apertura de un negocio, lejos del medio día de Nueva Zelanda. Y después llegan los permisos de construcción - hemos caído 60 puestos -, o las facilidades para pagar impuestos, materia en la que hemos retrocedido 33 escalones en el ranking mundial.

Es nuestro sino. Una empresa española puede construir un túnel en Estambul o un AVE a La Meca, pero aquí cuesta abrir una tienda de chuches. Tenemos una gran Ley de Dependencia, pero el presupuesto la neutraliza. Nuestra puntera ley contra la violencia de género no logra frenar la sangría... Y así hasta el infinito. ¿No sería de ley plantearse que la ley no es suficiente?