¿Se ensucia la huelga de limpieza?

Madrid vive hoy su tercer día de huelga de los trabajadores de la limpieza, esos hombres y mujeres que son como las madres, solo las valoramos de verdad cuando no están. Los ciudadanos ya sufren los efectos del paro en las calles y lo sobrellevan con solidaridad, respetando y comprendiendo su legítimo derecho a la protesta.

Es verdad que la paciencia puede ponerse a prueba. Y la aparición en las últimas horas de papeleras descolgadas y tiradas por el suelo con la correspondiente mierda esparcida por las aceras parece que excede algún límite. Quizás no sean los huelguistas - si fuese así, disculpas anticipadas-, pero es que nuestra capacidad para creer en casualidades ya está a rebosar y parece demasiada coincidencia que, de repente, las papeleras madrileñas hayan perdido su estabilidad masivamente.

Como los sindicatos ya tienen suficiente con la animadversión de sectores que disfrutarían con su desaparición y, de paso, la de los derechos de huelga y manifestación, no convendría buscar nuevos yacimientos entre quienes les respetamos y entendemos sus reivindicaciones. Aunque sea de basura, podemos pedir que la huelga sea limpia.