Hasta dónde llega la libertad de cátedra
Un profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, Domingo Neira, considera que la homosexualidad es una alteración congénita o un vicio. No es que lo piense. Lo dice en sus clases porque cree que esa teoría es una "explicación racional y cuasicientífica", según ha declarado a EL PAÍS. Parece que no es la primera vez que desbarra y, al denunciar los hechos, los alumnos han recordado que sus opiniones homófobas son frecuentes.
La libertad de expresión es un derecho ciudadano fundamental, como la libertad de cátedra es el primer derecho para el docente. Pero tiene los límites en el respeto al honor individual y colectivo ciudadanos que no pueden ser criminalizados por su condición sexual, por ejemplo. Si opiniones como estas son graves, parecen aún menos presentables en la Universidad que ha de ser el templo de la razón, de la educación y del respeto a las personas y a la ciencia en nombre de la cual dice hablar.
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