San Mamés delata las carencias del Barcelona

En la mañana del domingo se oían martillazos y ruido de obras en el estadio San Mamés. El nuevo San Mamés, con una presencia imponente que hace honor a la del antiguo campo. Unas obras que no paran ni con la visita del líder. El fondo sur, cubierto por una lona, todavía está en construcción, al igual que el nuevo Barça de Martino. Un equipo que pese a tener un 'adn' implícito, ha incorporado otras costumbres que necesitan tiempo. El Barcelona es hoy en día un conjunto tierno, sin terminar de formar y quizás algo vulnerable todavía para afrontar retos como el de Bilbao | Repasa las mejores estadísticas del partido

La elección del Tata en verano incluye un cambio de registro. La apuesta por alguien que no es de la casa da rienda suelta a nuevos conceptos futbolísticos que tanto pueden chocar en el Camp Nou. Una teoría por descubrir que incluso puede sorprender entre la propia plantilla, tan habituada al manual de toda la vida. Así salió el once azulgrana en su envite contra el Athletic, con dudas. Una inseguridad que aprovechó el equipo de Valverde para mandar en el campo.

La primera ocasión llegó sin presentarse, con un desborde de Muniain en la banda izquierda y un centro al segundo palo. Adriano falló en el despeje y Susaeta, con todo a favor, perdonó por falta de intensidad. Siempre hay que contar con el error del defensa, y no perdonarlo. El equipo culé que parecía seguir identificando la derrota en Ámsterdam, detectó el primer aviso y dio signos de respuesta. La que llegó desde la organización culé. El centro del campo afianzó su posición y expandió su juego a lo ancho. El resultado fue inmediato. Neymar se encontró un balón muerto en el área pequeña y su disparo con el interior fue repelido por una gran estirada de Iraizoz.

El Athletic reculó, sus hombres llegaban tarde a la presión adelantada y eso para el Barça es una ventaja considerable. En una falta botada con el toque de Xavi, algo permanente en su juego desmejorado, surgió una nueva oportunidad. El balón se marchó rozando el palo sin que unos u otros cambiasen su trayectoria. A partir de este momento el Barça bajó sus pretensiones y el partido se volvió a volcar hacia la portería de Pinto. Un jugadón de Iraola a punto estuvo de inaugurar el marcador. Solo lo impidió el inocente disparo de Muniain en boca de gol.

La diferencia con otros años es que el equipo blaugrana no toma el control de sus encuentros. En ellos puede pasar cualquier cosa, incluso que llegue el gol de Toquero, un bregador impagable. Su testarazo, cercano al palo, fue otra muestra de la falta de tensión azulgrana. El equipo puede jugar mejor o peor, es una incógnita, pero cometer una pérdida en el centro del campo es dispararse en el pie. El Athletic, algo más ordenado, se marchó a los vestuarios con inercia más favorable.

A la vuelta, el partido seguía en el mismo capítulo. El Barcelona parecía no entender que lo que está en juego no son los puntos, sino su estado anímico. El mismo que se desploma con cortocircuitos intermitentes y que pone en riesgo su autoestima. Los de Martino buscaron el beneficio de la duda con dos acciones de Neymar. En la primera, el brasileño se trastabilló y mandó el balón a las nubes. En la segunda fue parado por un agarrón de Iturraspe cuando se perfilaba para el mano a mano con el portero. Un comodín similar al que le prestó el Ajax en Champions, pero en esta situación no fue roja -dudosa- ni penalti. La falta del brasileño se marchó por medio metro.

Fue solo un parón ante la insistencia local. La entrega de los 'leones' tenía que dar sus frutos y llegó tras un nuevo cabezazo parado por Pinto. El equipo vasco robó en el centro del campo, abrió a la banda de Susaeta y su centro fue enviado a la red por la llegada desde segunda línea de Muniain. El Barcelona estaba herido de muerte, sus propios fallos le estaban sentenciando. Un partido cargado de pérdidas en la medular, -muchas con el apellido de Busquets- de esas que dejan vendida a la defensa de cualquier equipo. La tortura no acabó ahí. El equipo de Bilbao fue capaz de intuir la inestabilidad que tenía delante y se lanzó para impedir que su rival pudiera levantarse. Toquero era el puntillero, quien tuvo la oportunidad de dar la estocada final, pero su cabezazo a bocajarro fue a las manos de Pinto.

Los minutos finales pusieron en evidencia la respuesta culé. Inexistente. Estaba más cerca el segundo del Bilbao que el empate a la desesperada del Barça. Martino no encontró respuesta con los cambios, la salida de Xavi e Iniesta quedó lejos de ser la solución. El líder fue incapaz siquiera de poner en riesgo la merecida victoria local y se dejó tres puntos en Bilbao. La primera derrota en liga de la temporada y la segunda consecutiva, con la cosechada en Europa. Hacía muchos años que San Mamés no veía un Barcelona tan vulnerable y lo aprovechó. Los azulgranas deben hacer examen de conciencia. En su fútbol está la respuesta a sus problemas.

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