Miradas con cara de perro

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En Alemania se han puesto de acuerdo los adversarios y se disponen a gobernar socialistas y conservadores. Es otra cultura; nosotros, en España, estamos acostumbrados a que nos miremos a cara de perro mientras pasa la vida, hasta la derrota final del contrario. Ahora se acaba de inaugurar entre nosotros un nuevo modelo de desacuerdo. Los que proclaman la necesidad del diálogo, en Cataluña, por ejemplo, se aprestan a despreciar los argumentos del otro, y el otro ve la ocasión para desoír a los contrarios. La experiencia no logra que seamos distintos




