¿Norma o sentido común?

En Italia, en una protesta contra la construcción de una línea de alta velocidad, una manifestante se acercó a un policía antidisturbios y le estampó un beso en la visera de su casco reglamentario. Es cierto que uno no debe ir besando a policías ni a nadie sin permiso. Otra cosa es que la actitud merezca, como ha merecido, una acusación formal por acoso sexual. Más cerca tenemos un multazo en Asturias al pasajero de un coche por llevar la espalda separada del respaldo y otra a un conductor canario por hablar con su copiloto.

En un estado de derecho la norma y su cumplimiento son principios esenciales de la convivencia. Pero es lógico preguntarse si cuando se fuerza por encima del sentido común no se llega al sinsentido. En Sevilla, un taxista fue multado por exceder los límites de velocidad cuando llevaba al hospital a una pasajera moribunda. Lo contó esta radio y en la radio un responsable municipal anunció que la multa ha sido retirada. ¡Viva la radio! ¡Viva el sentido común!