Pedro vale por once
Tres goles de <a href="http://resultados.cadenaser.com/liga/players.asp?player=73347" target="_blank"><b>Pedro</b></a>, héroe del Barcelona, y dos de <a href="http://resultados.cadenaser.com/liga/players.asp?player=26185" target="_blank"><b>Cesc </b></a>permiten ver una remontada increíble (2-5) vistos los primeros minutos en Getafe

Pedro celebra su primer gol en Getafe(EFE)

El Barcelona es talento, es posesión. Un engranaje perfecto, preciso. Con unos jugadores que tocan de memoria, sin apenas esforzarse. También es presión adelantada, recuperación rápida. Un fútbol colectivo delante y detrás que tantos éxitos ha dado a sus vitrinas. Nada de eso se vio en el Coliseum en los primeros minutos de partido. No estaban Valdés, Puyol, Messi, Neymar y Xavi. Pero no era excusa porque no se vio nada. Ni equipo, ni juego, ni alma | Repasa las mejores estadísticas del partido.
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De quien habría que hablar y elogiar su entrega es del Getafe. Un equipo que, con mucho menos, sin apenas afición a la que gustar, desplegó un buen fútbol. El encuentro no tenía centro del campo, estaba abierto y ahí se premió el atrevimiento azulón. Un agujero negro en la zaga culé, entre Alves y Piqué, fue utilizado por Lafita para dejar un taconazo igual de útil y estético. El pase lo recogió Escudero, se tomó un café y fusiló a Pinto. Fue un café solo, sin leche y sin defensa.
Cinco minutos tardó el Barcelona en dejar otra buena muestra de complacencia. Una desconcentración total, más acusada si cabe en los córneres, que permitió cabecear solo a Lisandro. El Getafe celebraba, no se había visto en otra igual contra el Barça. Quince minutos pasaban de las cinco y era difícil haber hecho las cosas peor. Por la conciencia azulgrana había intranquilidad y también un tufillo rancio en la excusa de la ya conocida 'maldición de la senyera'. Dos derrotas y tres empates le ha dado esta camiseta en los últimos partidos, también su juego.
La única reacción podía llegar de una individualidad pero no se atisbaba. Los blaugranas se volcaron en la meta de Moyá aunque el equipo que seguía llegando con más peligro era el Getafe, apoyado en las pérdidas del rival. La desubicación era absoluta. El árbitro hizo más sangre anulando una gran opción de Pedro, en un fuera de juego inexistente. Martino se tiraba de los pelos, aunque el problema fuera otro.
Esto es todo lo que ocurrió hasta el minuto 35. A partir de este momento los 22 jugadores se convirtieron en uno. El partido tomó la senda marcada por Pedro. En ocho minutos el Barcelona pasó del desastre absoluto a una euforia contenida, como una expiación de culpa por lo antes ofrecido. Pedro fue capaz él solo de meter tres goles, cambiar el signo del partido y espantar los fantasmas del Barcelona.
En carrera, tras un pase al hueco de Cesc. Con un latigazo a la escuadra, al salir de un regate. Y oportunista, en un fallo de la defensa local. Pedro resucitó a su equipo de tres maneras tan diferentes pero válidas. El canario, quien cuenta con menos minutos de los que merece, se había convertido en el escudo del Barcelona. El descanso llegó para cerrar el desconcierto de todos, con el Barcelona ganando y el esfuerzo del Getafe echado por tierra. Injusto a priori, aunque no para Pedro.
Difícil de entender todo lo ocurrido sin una sesión de terapia a conciencia. Una en la que le expliquen al aficionado cuál Barcelona se va a encontrar. El disperso que claudica o el profesional que trabaja. La segunda parte era una prueba de fuego para buscar respuesta a la cuestión.
Los dos equipos saltaron anestesiados, todavía sin tener claro quién iba arriba y quién abajo. El Barcelona incluso volvió a perder presencia y Diego Castro gozó de una oportunidad muy clara. Su rosca no significó el empate por muy poco. Un solo aviso necesitó el equipo catalán para rectificar. Por lo menos lo hizo a tiempo. El que tardó en coger el esférico y no soltarlo. Una antigua costumbre que les suele funcionar y que difuminó al Getafe en toda la segunda parte.
La posesión dejó ver a otro equipo, más seguro y que no pierde su potencia arriba. En una transición letal conducida por Busquets el balón volvió a caer en los pies del iluminado. Pedro con un centro al segundo palo sirvió el cuarto a Cesc. El primero del falso delantero, que podía ser el cuarto en la cuenta del asistente. Su exagerado partido no se quedó ahí. Minutos después hizo lo único que le faltaba: forzar un penalti. La ingenuidad de Borja se juntó con el festival del canario y Cesc, de nuevo, recibió el regalo para anotar su doblete.
El Barcelona se imponía con cinco goles y recordaba por momentos a su máximo rival. El que hace unos años ganaba sus partidos en el tramo final, remontando y con una pegada antológica. Por el estilo y cultura blaugrana no es del todo bueno recordar al Real Madrid, es antinatural. Pero el Barcelona de Martino demostró en Getafe que tiene recursos, aunque sea para ocultar sus propios defectos. Tiene que mejorar y no desconectarse, siempre y cuando no tenga a Pedro.
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Gol de Escudero (Getafe 1 - Barcelona 0)
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Gol de Lisandro (Getafe 2 - Barcelona 0)
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Gol de Pedro (Getafe 2 - Barcelona 1)
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Gol de Pedro (Getafe 2 - Barcelona 2)
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Gol de Pedro (Getafe 2 - Barcelona 3)
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Gol de Cesc (Getafe 2 - Barcelona 4)
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Gol de Cesc (Getafe 2 - Barcelona 5)




