El Bernabéu castiga las estupideces

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Dos sucesos deportivos abren la sección de deportes esta mañana en todos los periódicos: el primero, el partidazo de anoche en Mestalla en el que empataron a uno el Valencia y el Atlético de Madrid. El mismo Atleti de esta temporada, aguerrido, firme, comprometido con las ideas de su entrenador y con la misma suerte precisa en el momento preciso. Pero contra un Valencia más abierto, agresivo, preciso y sobre todo mejor. En tan sólo diez días, Pizzi, el nuevo entrenador, ¿ha podido cambiarles tanto?, no lo creo, más bien creo en las ganas de esos futbolistas en demostrarle que son mejores de lo que le han dicho.
Y el segundo el expediente a Di María por su gesto en el Bernabéu antes de anoche cuando Ancelotti le cambió por Bale. No creo las explicaciones de Di María, amaga un gesto al público que le silbaba y al entrenador que le cambiaba, pero que no se atrevió a completar. Sin embargo el expediente se va a quedar en nada, porque los argumentos de su asesor, que él verbalizó ayer en el canal de Televisión del club, están lo suficientemente justificados para que el club no pueda sancionarle. Y no lo hará. Otra cosa es la justicia del público del Bernabéu, que suele ser implacable con estas estupideces y que no perdonan fácilmente que además de pagar un abono, tengan que adorar a un estúpido.




