La invasión de los ultracuerpos

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El PP gobierna para la ultraderecha española lo que le convierte en ultraderecha. La reforma del aborto de Gallardón y la reforma educativa de Wert, la ley mordaza, la ley de seguridad privada y las cuchillas antipersona de Fernández Díaz, han sido rematadas esta semana con una operación policial contra presuntas bases etarras con la que el gobierno pretende aliviar la indignación de las víctimas de ETA por el final de la doctrina Parot y por la reciente reunión de presos de la banda terrorista. Tenían tanta prisa por calmar el clamor que anunciaron la operación antes de que se produjese lo que permitió la destrucción de pruebas de los detenidos. Además hoy han conseguido que un juez prohíba la marcha a favor del acercamiento de presos que iba a tener lugar mañana en Bilbao. El gobierno no piensa dar ningún paso hacia la disolución definitiva de ETA pero sí que los da para su perpetuación. Hay un PP que se alimenta de ETA y viceversa. A ver si se devoran entre sí de una puñetera vez. Aunque el respeto al dolor de las víctimas de la banda terrorista es clave en el proceso del fin de la violencia en Euskadi, no se puede gobernar solo para los que han sufrido, hay que gobernar para la mayoría que quiere dejar de sufrir. Pero al gobierno aún le taladran los oídos los gritos de "traidores" a miembros del PP en la última manifestación de la AVT. El PP solo responde a la indignación de los suyos. A los demás que nos den. No gobiernan para todos, lo cual es denunciable, ni siquiera gobiernan para todos los suyos, lo cual es sorprendente, sino que gobiernan para sus sectores más reaccionarios, lo que resulta muy alarmante. Como saben que la economía no les da la razón, buscan la sinrazón de la ideología. Como saben que han perdido votantes más moderados y liberales, se agarran a los más votantes más radicales. Pero están consiguiendo espantar incluso a algunos de sus miembros. La ley antiabortista de Gallardón ha provocado un polvorín en sus propias filas. Van a acabar echando a los pocos moderados que les quedan. Sin embargo, no han echado a los fachas, franquistas y filonazis declarados. Los miembros de Nuevas Generaciones que han aparecido en los últimos meses con símbolos fascistas siguen en el partido y sus expedientes guardados en un cajón. Hay que recordar que hace solo unos meses el PP rechazó que la apología del franquismo sea declarada delito. La defensa de una dictadura asesina no es delito, la defensa de la democracia en la calle, sí. Las banderas preconstitucionales no ofenden a España, las republicanas y anticapitalistas sí. La apología de un régimen represivo y una ideología xenófoba, intolerante y retrógrada no son delito para el PP. Los terroristas son ellos. Es este gobierno el que está volviendo a dividir y a enfrentarnos. La ultraderecha no solo ha vuelto en Europa. Aquí parece que nunca se ha ido. Los teníamos metidos dentro y este gobierno los ha despertado. Son ultracuerpos. Tengan cuidado.




