La Ventana
Ocio y cultura
EL EDITORIAL DE CARLES FRANCINO

Sumergidos en la vergüenza

(CADENA SER)

Lo mejor de los números, lo más saludable que tienen las matemáticas, es que no engañan. Se podrán utilizar con más o menos intención pero son datos precisos. Y no hay nada mejor que los datos para describir una realidad.

Hoy hemos sabido, por ejemplo, que en España la economía sumergida ya supone casi la cuarta parte del Producto Interior Bruto. Es decir, uno de cada cuatro euros de todo los que se mueve es dinero negro. Y ojo al global, porque estamos hablando de más de 250.000 millones de euros, según cálculos de los técnicos del Ministerio de Hacienda. Cabe preguntarse por lo tanto qué hay detrás de esta cifra: ¿defraudadores, chorizos, ventajistas, gente que no paga sus impuestos como el resto de ciudadanos?

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Pues sí, algo habrá de eso, ahí tenemos por ejemplo a los tenedores de billetes de 500 euros, pero no nos engañemos: la mayor parte de la economía sumergida en España es, en realidad, economía de subsistencia. Por eso se ha disparado tanto en los últimos cinco años, porque coincide con lo más duro de la crisis. Y explica, al menos en parte, esa paciencia franciscana de la que tan a menudo nos extrañamos y nos admiramos.

La clave de la paz social está en esa legión, casi de hormiguitas, que viven al día, que subsisten al límite, pero que oficialmente están fuera del circuito: son aspirantes a invisibles. Pero sólo aspirantes porque luego les vemos, puede ser un vecino, puede ser un amigo y además bastantes de ellos es posible que estén afectados por otra cifra de esas para sacarnos los colores: casi tres millones de niños viven en España en riesgo de pobreza.

¿Qué cómo se mide eso? Pues miren, muy sencillo, un caso práctico: se trata de tener que elegir entre comprar un libro de texto o poner un plato de sopa en la mesa. Y francamente un país donde ocurre todo esto, es un fracaso. Y ni está saliendo del túnel ni leches, sencillamente está hecho un desastre.

¡Ah!, y por cierto, una duda: los contratos o las indemnizaciones en diferido ¿también son economía sumergida? ¿O son caraduras que han emergido? Bonito dilema.

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