El Real Madrid doma al Atlético y pone un pie en la final de la Copa del Rey

Los de Ancelotti tienen pie y medio en la final de la Copa del Rey después de cumplir su venganza ante un Atlético que le había sacado los colores en sus dos últimas visitas al Bernabéu. En un partido bronco Y que parecía panteado por los blancos para desquiciar a Diego Costa y compañía, el Madrid se terminó llevando la victoria cuando se reencontró con el fútbol de Modric, Di María y Jesé. La final, salvo milagro en el Calderón, tendrá al equipo blanco como protagonista. Repasa el directo del Real Madrid 3 - Atlético 0

Real Madrid y Atlético no se guardaron nada para el partido de vuelta. Porque de la lista de Ancelotti se cayó a última hora Bale, pero eso dejó sitio para un Jesé en estado de gracia. Y en las filas rojiblancas Diego se estrenó como titular en su segunda etapa en el Atlético para acompañar a Koke y Arda a los dos hombres con más gol de los del Cholo, como son Costa y Raúl García.

El partido comenzó siendo guerrero, aunque en los primeros compases parecía que las ganas de fútbol superaban a las ganas de gresca. Espoleado por un Bernabéu que apoyaba como si el Madrid estuviera jugando la Champions, el equipo local apretó y tuvo ocasiones muy pronto, aunque primero Juanfran evitó un remate de Arbeloa y luego Gabi paró con el pecho un remate de Benzema.

Diez minutos fueron suficientes para saber que ni la grada ni el Madrid pensaban tener compasión de un Atlético que se le había subido a las barbas con sus dos victorias consecutivas en el Bernabéu -una en la final de Copa- y con su liderato en la Liga. Pero antes de adelantarse en el marcador, Casillas tuvo que tirarse al suelo para atajar un buen cabezazo de Arda Turan.

No intimidó el aviso a los de Ancelotti, que se adelantaron gracias a un disparo de Pepe que tocó en Insúa para descomponer a Courtois. Fue el 1-0 y era lo mejor que le podía pasar a un Madrid que nunca subestimó al Atlético.

El gol, sin embargo, no trajo más y mejor fútbol, sino todo lo contrario. El encuentro pasó de estar caliente a ser demasiado bronco. Pepe y Arbeloa demostraron que uno de sus objetivos en el encuentro era calentar a un Diego Costa al que no hace falta calentar demasiado para verlo en su versión más conflictiva.

De todos modos, en esta ocasión fueron los dos defensores blancos los que jugaron con fuego, puesto que buscando una amarilla de Costa -que con ella se perdía la vuelta- estuvieron a punto de dejar a su equipo con diez -Arbeloa le dio dos patadas sin balón al delantero rojiblanco- y de provocar que el árbitro pitara algún penalti en contra del Madrid.

Lo peor para el fútbol es que el Atlético no rehuyó la pelea, como demostró una patada de Diego Ribas a Cristiano, lo que se tradujo en un fútbol con mucha emoción pero con escasa -o nula- brillantez. Solo Jesé dejó ver algunos detalles con su potencia y su atrevimiento. Tuvo tanto que hasta recriminó a Cristiano que no le diera la bola tras un disparo sin ángulo del portugués.

Pero no se vio nada más. Nada más de fútbol. Solo nuevos intentos de desquiciar a Diego Costa, que contra el pronóstico de más de uno llegó al descanso sin ver la amonestación, lo que visto el partido no era una mala noticia para los de Simeone.

La reanudación sin embargo, supuso el despertar del buen gusto, al que el Madrid se entregó confiando en el buen hacer de Modric -ya figura en el Bernabéu-, Di María y un Jesé al que la afición cada día le tiene más fe. Y aunque el primer aviso fue del Atlético, con un buen cabezazo de Godín, la superioridad blanca no tardó en traducirse en gol. Fue del deseado Jesé. Gran pase de Di María, que tocó la línea de flotación de la defensa rojiblanca para llegar al canterano. La definición del 20 fue suficiente para batir a un Courtois que no supo por dónde atajar ese balón. Era el 2-0, un gran resultado para el Madrid.

¿Lo habría firmado Simeone de saber lo que quedaba? Probablemente. Porque el Atlético parecía desarbolado en esa fase del partido. Tanto que Diego Costa terminó viendo la amarilla tan buscada por el Madrid. La sonrisa de Pepe en la cara del delantero rojiblanco delató que no tenía muchos más objetivos para los 90 minutos de juego del Bernabéu.

Pero el partido de vuelta todavía estaba muy lejos. Quizá por eso Godín volvió a tener otra ocasión para batir a Casillas. De hecho, lo hizo al cabecear un córner. El problema para él es que Modric estaba debajo de los palos para evitar un 2-1 que sí que habría firmado Simeone y toda la afición del Atlético.

Lo que llegó, en cualquier caso, fue el 3-0. La fortuna volvió a ser esquiva en esta ocasión a Corutois, que tuvo que ver resignado como un disparo de Di María tocaba en Miranda para marcharse al fondo de su portería. Ya le había pasado en el primer gol.

El gol no pudo entusiasmar más a una grada que tenía muchas ganas de reconducir la historia reciente de los derbis hacia el dominio de los blancos. Por eso se dedicó a celebrarlo y, sobre todo, a homenajear a un Jesé que se marchó a poco del final para recibir la ovación que le ratifica como el hijo pródigo de la parroquia del Real Madrid.

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