El editorial de Pepa Bueno: "ETA no sabe apagar la luz"

Si no fuera porque ETA nos ha hecho sufrir tanto, hoy podríamos regodearnos en la idea de que este anacronismo que durante décadas han representado en España y en Europa, corre el riesgo de convertir su final en un patético sainete. Al que contribuyen muchos actores, es verdad.

Hoy sabemos que tras grabar el vídeo del comienzo del desarme que hicieron llegar a la BBC, los etarras se llevaron su cajita con su pequeño arsenal, sellada con cinta aislante, por las calles de Touluse hacia algún lugar. Lo confirmaron en la Audiencia Nacional los tres miembros de la Comisión Internacional Verificadora. Una Comisión que no midió la distancia que había entre la enorme expectativa que había en torno al acto del viernes y el tamaño y las circunstancias que ahora sabemos, de este movimiento de ETA. La decepción era inevitable.

Insólita fue también la llamada a declarar ante la Audiencia Nacional de los Verificadores, porque nunca antes se había producido, ni en momentos de actividad de la banda.

En cualquier caso, nadie duda de que todos, el juez, el fiscal, las fuerzas de seguridad, los políticos democráticos, los verificadores, buscan cada uno a su manera y en su papel, la mejor y la forma más rápida de acabar con la pesadilla de un vez.

Pero da la impresión de que en ETA no queda nadie que sepa muy bien cómo se apaga la luz.

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