Un guiño de complicidad

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Se le nota un velo de tristeza y desencanto a Miguel Cardenal, el Presidente del Consejo Superior de Deportes, que estuvo anoche en el Larguero, y que intentó explicar ese artículo que escribió el martes en 'El País' defendiendo el buen nombre del Barça. Posiblemente, aunque él no lo diga, a instancias de su gobierno, buscando un acercamiento con esa Cataluña que sufre las tiranías del radicalismo que quiere desgajarla de España, y de los que pretenden que no se desgarre, y en medio, como siempre, buena gente sorprendida, que defiende su tierra, sus sentimientos, su lengua y su Barça, y a esa gente es a quien Miguel Cardenal quiso hacer un guiño de complicidad, pero el guiño lo entendieron mal en algunos foros. Unos porque se sintieron criticados en su labor recaudatoria de impuestos, otros porque se vieron agredidos en sus medidas judiciales, y otros porque se sintieron agraviados de no haber sido defendidos también en parecidas ocasiones. Es lo que tienen los guiños cuando se hacen tan descarados, se te puede arrancar un marido celoso o un amanerado meticuloso. Pero la intención de Cardenal era buena, y quien se lo sugirió posiblemente también, aunque nunca sepamos quién fue.




