El niño que cantaba en el porche
Hace unos años, el joven músico se mudó a la granja de su abuelo. En medio del campo, en mitad de la nada, John fue dando forma a las que serían sus primeras canciones. Los Fullbright viven en Bearden, Oklahoma, una localidad de un centenar escaso de habitantes donde casi nunca pasa nada. Puede que por ello pasase la infancia jugando con un piano y una guitarra hasta que consiguió domarlos, comunicarse con ellos y a través de ellos. "La música country es como una terapia para mí, es con lo que he crecido y por ello cada seis meses necesito escribir una canción country, pero eso no significa que solamente sepa hacer eso", explicaba el músico en una entrevista en ASCAP.
Fullbright comenzó a tocar joven y no tardó en pisar sus primeros escenarios. A los 16 años recorría su zona natal tocando en locales por comida o unas monedas. Tocaba durante horas hasta que perdía la voz, luego se iba a casa y volvía al día siguiente. Para entonces ya tocaba el piano, la armónica y la guitarra. En 2007 comenzó a frecuentar el Blue Door, un local de Oklahoma, a unos cien kilómetros de su pueblo, que se convertiría en su escuela musical. "Allí aprendí a gritar", explicaba en una entrevista en NPR. Poco a poco Fullbright comenzó a cantar sus propias canciones, composiciones que fueron llamando la atención del público y finalmente la del dueño del bar, que se rindió ante su música y se convirtió en su manager. En 2009, y sin haber grabado nada con anterioridad, editó su primer álbum, un espectacular directo con el que este veinteañero se presentaba en sociedad. Su nombre comenzó a circular por el condado, el estado y más tarde por todo el país. En 2012 Fullbright entraba al estudio con la idea de preparar algunas canciones. "La idea era hacer una demo no un disco", explicó. No habían ensayado mucho, empezaron a jugar, y al final del día se dieron cuenta de que aquello no era un demo, que en aquellas canciones había algo que las hacía especiales.
En mayo del año pasado llegaba a las tiendas ‘From the ground up’, un disco estupendo con temas tan contundentes como ‘Satan and St Paul’, ‘Jericho’ o ‘Nowhere to be found’. Un álbum que le valió una nominación a los Grammy al mejor disco de música americana compitiendo contra Mumford and Sons, The Avett Brothers o The Lumineers, no ganó, pero quedó claro que su carrera apunta maneras. El chico que no salía de la granja apenas tiene tiempo ahora para volver a ella. La vida, y la música, dan muchas vueltas.




