¿Tiene futuro el teatro?

Hoy se celebra el Día Mundial del Teatro. Cada actor que ha desfilado por este estudio en los últimos tiempos se ha quejado amargamente de la tenaza que lo ahoga: la crisis y la presión fiscal. Sobreviven como pueden y quizás se pregunten cada día si su oficio tiene futuro. Lo tiene. No solo porque "donde quiera que haya sociedad humana, el irreprimible espíritu de la representación se manifiesta", como proclama el manifiesto de este año, sino porque este arte desnudo ha demostrado infinita capacidad de resistencia frente a otras ofertas culturales, demostrando que en la era digital poco puede haber más rompedor que el cara a cara.

Pero ese optimismo no impide ver la tragedia: que en cinco años de crisis se han perdido casi 20.000 representaciones y 5 millones de espectadores, con su recaudación correspondiente. Parte de esa tragedia la provocan reventadores que desprecian a los cómicos desde la tribuna parlamentaria o desde el BOE. Pero en esta función son personajes secundarios que un día harán mutis por el foro mientras alguien, en algún lugar, levantará el telón para que el espectáculo continúe.