¿Sólo es mala suerte?

Dos hombres han muerto en las últimas 24 horas tras ser reducidos por los Mossos d' Esquadra. Sabemos que las casualidades existen, pero sobre este cuerpo policial se acumulan. Hace un año y medio, un empresario murió en el Raval en las mismas circunstancias. Y en 2008, cinco mossos fueron condenados por torturar y maltratar a un detenido. Después, sorprendentemente, fueron indultados por el gobierno.

Dice el conseller de Interior que los dos últimos casos no tienen nada que ver el uno con el otro. Bueno, salvo que el dramático final es idéntico. La investigación sobre estas dos muertes es imprescindible, pero quizás quepa también investigar si hay causas más profundas que hayan propiciado la acumulación de casos. Porque la ciudadanía necesita tener absoluta confianza en quienes deposita el monopolio de la fuerza. Y porque los cuerpos policiales han tenido que trabajar mucho para limpiar la imagen que heredaron de la dictadura como para que ahora, sea en el Raval, en Ceuta o en Madrid, se dilapide el esfuerzo.