El culo del mundo. Confesiones de Buenafuente
El culo del mundo. Confesiones de Buenafuente. En primavera de 2012, Andreu Buenafuente se queda sin trabajo tras la cancelación de su programa Buenas Noches y Buenafuente en Antena 3. Después de 30 años de vida profesional, el showman se enfrenta al vacío del paro y como millones de españoles entra en una profunda crisis personal, que el resto de los mortales suele vivir en privado. En un acto que combina la valentía y un cierto narcisismo, Buenafuente inicia un sincero viaje de introspección utilizando medio del que depende su realización: la cámara. “Yo necesito la televisión” dice Buenafuente en este primer documental que dirige, y que destila la autenticidad de quien muestra todas sus inseguridades en un momento de fragilidad. El culo del mundo es por tanto un diario-documental, una reflexión frente a la cámara sobre los altibajos y la naturaleza del oficio de cronista cómico en un país genuinamente ingrato con sus artistas como España. Sin duda, los momentos de mayor hondura los proporciona el propio Buenafuente cuando habla de su vida: “En mi casa reinaba la comedia”, confiesa recordando la poética personalidad de su padre, un eterno perdedor que nunca dejó de reírse de sí mismo. De este auto retrato conmueven las diversas caras del showman: hiperactivo bajo los focos, adorado por sus colaboradores y amigos, y también, torturado y oscuro en su faceta de pintor obsesivo de sí mismo. Es ahí, esos silencios en su casa-taller donde mejor se entiende su condición de creador solitario expulsado del mundo. Sin embargo, el documental se convierte en un reportaje biográfico al uso con declaraciones de otros cómicos –Berto o Silvia Abril - hablando de él, pero en tercera persona, como quien habla de un amigo fallecido, cosa que chirría considerablemente. En su afán de ampliar el foco y universalizar el tema del humor, Buenafuentehilvana una ristra de conversaciones con colegas de profesión que se quedan en aproximaciones superficiales, desprovistas de la hondura íntima y más valiosa del documental. María Guerra .




