Mejor otro día. Suicidas entrañables
Mejor otro día. Suicidas entrañables. Escucha el reportaje de La Script. Una de las causas que citaba Durkheim para explicar el aumento de suicidios en la Europa de finales del siglo XIX, era cuando los vínculos sociales se debilitaban. Sin duda, el sociólogo francés tendría buen material de estudio con los cuatro protagonistas de la comedia británica -aunque con director francés- Mejor otro día. Uno de ellos, el que inicia la narración, (Pierce Brosnan) es una estrella del periodismo que ha perdido su fama, trabajo y dinero, tras un escándalo sexual. Otra es una madre soltera (Toni Collette) con un hijo disminuido físico que no tiene ningún tipo de ayuda a la dependencia. La tercera (Imogen Poots) es una adolescente irratable, hija de un político. El cuarto, y último, (Aaron Paul) es un repartidor de pizza, que fue músico grunge, como Kurt Cobain, y que tiene cáncer. Con ese plantel de personajes el director francés de Los seductores y Llévame a la luna, Pascal Chaumeil, compone una comedia ligera y amable, demasiado dulzona y poco profunda, pero Mejor otro día tiene la habilidad de despojar al suicidio y la depresión del tabú al que los someten los medios de comunicación y la sociedad en general. Mejor otro día tiene cuatro intérpretes que levantan un guion basado en lugares comunes y en situaciones demasiado extravagantes. Lo que al principio parecía una película arriesgada que iba a mezclar la negrura del suicidio con el enredo típico del género cómico, desde el segundo acto hasta el final, la cosa se desvanece y Mejor otro día se torna en un drama con comedia romántica. El guionista, Jack Thorne, ha adaptado la novela de Nick Hornby, En picado, con el visto bueno del escritor de Alta fidelidad o Niño grande -por cierto, dos adaptaciones a la gran pantalla. El punto de partida es original, los actores son contundentes y Mejor otro día tiene muy buenos momentos y excelentes intenciones. La pena es que Pascal Chaumeil se haya quedado a medias, como si se hubiera contenido a medida que avanzaba la historia. Una pena. Pepa Blanes
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