Philippe Le Guay: "Es como si George Clooney interpretara a Hamlet"

Justo cuando 'El Misántropo', la obra cumbre del dramaturgo y humorista francés del siglo XVII Molière, se lleva a las tablas del Teatro Español en la versión libre de Miguel del Arco, llega una película a nuestras salas de cine que, más que interesarse por adaptar el texto en sí, explora aquello que se cuece detrás del telón. ¿Qué pasaría si dos veteranos actores quisieran interpretar ambos a Alcestes, el protagonista de dicha obra, en la misma producción? La respuesta nos lo da Philippe Le Guay en la forma de 'Molière en bicicleta', una divertida lucha interpretativa entre Fabrice Lucchini y Lambert Wilson y también una mirada al universo de la psicología actoral: "Me gustaba estos dos personajes opuestos. Por una parte el actor de tele, el famoso que quiere interpretar a Alcestes, y por otra parte, el pequeño monstruo de hombre obsesionado con ese santo grial del teatro que para él supone 'El Misántropo'. Para él es como si George Clooney quisiera interpretar a Hamlet".

La Isla de Ré es un archipiélago de la costa atlántica francesa, pantanosa y llana y acompañada casi siempre por una ligera brisa, perfecta para moverse en bicicleta. En aquel lugar la realidad y la ficción se inspiraron la una de la otra en la mente del director Philippe Le Guay (París, 1956). "Andaba detrás de Fabrice [Luchini] para que protagonizara 'Las chicas de la sexta planta' [el éxito francés que incluía también a Carmen Maura, Natalia Verbeke y Lola Dueñes en el reparto], pero contactar con él era casi imposible; siempre me daba excusas, como que había perdido el guion. Así que fui a visitarle a la Isla de Ré donde pasa sus vacaciones. Allí, tras desesperarme, perderme y meterme en un terreno pantanoso con la bicicleta, le dije ¡vives como un misántropo! Su reacción fue empezar inmediatamente a recitar el primer acto entero de 'El Misántropo'. ¡Se lo sabía entero!".

Esa anécdota es la premisa de 'Molière en bicicleta', con la diferencia de que cuando el personaje de Gauthier, el exitoso y optimista actor de televisión, acude al retirado y desencantado Serge para pedirle que participe en su obra, no es para darle el papel protagonista, sino el personaje secundario de Filinto, amigo íntimo de Alcestes, desatando así una trama que mezcla el ensayo de los diálogos clásicos con la realidad de las vidas de estos dos hombres que se enfrentan a su profesión de formas tan distintas. Por una parte, el personaje de Serge está inspirado directamente en la personalidad de Fabrice Luchini, según Le Guay: "Él siempre es reacio a cualquier oferta. Primero te dice que no, pero luego te explica que, en el caso de que fuera a aceptarlo, así es como lo haría. Es su manera de mantener siempre su libertad, obsesionado con nunca sentirse atrapado".

En cuanto al personaje del gentleman Gauthier, el director se inspiró nada más ni nada menos que en si mismo. "Sí, digamos que Gauthier es mi autorretrato" confirma, explicando que su relación con Luchini, con el que ya lleva cuatro rodajes juntos, también se ve reflejado en la de los personajes de 'Molière en bicicleta': "Nunca me sentiré realmente cómodo con él, no somos colegas, aunque siento admiración y entre nosotros hay una gran relación creativa".

Dice que como las discusiones que ocurren entre Serge y Gauthier solo han tenido uno, durante el rodaje de su primera película como director ('L'année Juliette', 1995): "Yo quería que él besara a la protagonista y él, el día de antes, me dijo que no lo iba a hacer. Entonces le dije que era un cobarde y que tenía un problema con la sensualidad mientras que él me acusaba de naif y que por ello había incluído esa basura sentimental en el guion. Supongo que los dos teníamos razón... y en esa discusión se escondía una de las grandes claves del cine: ¿cuándo hay que tratar las emociones de forma directa y cuándo de forma sutil?".

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Aunque la película acabara teniendo una buena acogida en Francia, consiguiendo además tres nominaciones a los César, incluyendo mejor actor y guion, su planteamiento sin duda era arriesgado. Dos maduritos recitando Moliere durante dos horas de metraje muy comercial no sonaba. "Sabía que iba a ser un reto", explica Luchini, "así que elegí la Isla de Ré para aumentar su calidad cinematográfica. Realmente podíamos haberlo rodado a las afueras de París, en una pequeña casa con jardín, pero hubiera resultado patético. Por otra parte, aunque la película se presenta como un duelo, un cara-a-cara al estilo de 'La huella' (1972) con Michael Caine y Laurence Olivier, también sabía que era necesario incorporar otros personajes, como a la actriz porno, por ejemplo".

Se refiere a Zoé (Lauri Bordesoules), una joven residente de la isla que abiertamente habla de sus ambiciones en la industria del cine x. "Ella representa la ingenuidad y la inocencia, alguien que no tiene maldad. El cine porno está al nivel cero interpretativamente hablando; solo consiste en exponerse. Sin embargo, cuando le piden recitar Molière, aún sin saber nada sobre la obra, surge una emoción, algo que nace del texto. Las palabras están allí y solo hay que leerlos para que haya magia".