El Real Madrid baila con el Bayern en Múnich para acercarse a la Décima
El equipo de Ancelotti se gana un billete para la final de Lisboa después de una exhibición en casa del campeón de la Champions. Dos goles de Ramos y otros dos de Cristiano hacen que la afición blanca vuelva a soñar con ganar su torneo por décima vez
El Madrid ya está en la final de la Champions, a la que ha llegado por la puerta grande después de una exhibición de fútbol en el territorio que parecía menos propicio. Dos goles de Ramos y otros dos de Cristiano fueron solo la muestra del dominio aplastante mostrado por los de Ancelotti. Esta vez los de Guardiola no solo no tuvieron la posesión de la ida, sino que ni siquiera fueron capaces de hacer sudar a Casillas. El equipo blanco es justo finalista de la Champions.
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Solo dos viejos conocidos, el Atlético o Mourinho, pueden evitar que el Real Madrid cumpla este año su gran sueño. El golpe de autoridad dado por los de Ancelotti en el Allianz Arena de Múnich ante el Bayern de Guardiola coloca al equipo blanco más cerca que nunca de la Décima. Porque al Madrid le bastó poco más de media hora para desarmar a los bávaros.
Ocurrió como en la ida... pero a lo grande. Porque si en el Bernabéu fue suficiente una contra para desajustar todas las tuercas de Guardiola, en la vuelta el dominio del conjunto madrileño fue escandaloso. El Madrid no tardó ni un minuto en acercarse a la portería contraria en una acción casi calcada a la del gol de la ida. Esta vez, el balón que iba hacia Benzema lo atrapó Neuer.
Pero el portero del Bayern no hizo mucho más en esta noche aciaga para el equipo muniqués. Solo recoger balones de su portería. Y cuando no lo hacía, amenazaba con hacerle un gol desde cualquier lado. Como cuando Bale intentó marcar desde lejos en una salida en falso del guardameta.
Esa vez la pelota salió por encima del marco alemán. Pero no ocurrió lo mismo cuando, después de una de las muchas contras brutales del Madrid, Modric efectuó un saque de esquina que remató a la red Sergio Ramos. Inapelable su remate. Fue el 0-1. El Madrid tenía razones para empezar ya a pensar en la final. El Bayern necesitaba hacer tres tantos para viajar a Lisboa.
No los hizo. Antes siquiera de ser capaces de pensar en remontar la eliminatoria, los alemanes ya habían recibido el segundo tanto. Otra vez obra de Sergio Ramos en un remate todavía mejor que el anterior. La falta la botó Di María y la peinó Pepe para que llegara hasta un Ramos que debía tener esta noche apuntada en el calendario.
Pero el desconcierto del Bayern y la exhibición del Madrid demostraron no tener fin cuando otra contra de los de Ancelotti subió el tercer gol al marcador. Bale fue en esa ocasión el maestro de ceremonias. Inició la jugada desde su campo a una velocidad endiablada. Miró a su derecha para combinar con Benzema y cuando el francés se la devolvió para dejarlo frente a Neuer, el galés le regaló la pelota a Cristiano para que hiciera el tercero.
Ni un milagro podía apear al Madrid de la final. El Bayern necesitaba cinco goles para cambiar el rumbo de la eliminatoria. Demasiados. Una tarea imposible hasta para Guardiola, el técnico que ha dado lo mejor al fútbol en la última década.
El de Santpedor metió en la segunda parte a Javi Martínez por Mandzukic, dejando a Müller como falso nueve. Pero su problema fue que Ribery siguió siendo la nulidad de la ida -nada parecido al que compitió con Cristiano y Messi por el Balón de Oro- y Robben tampoco tuvo capacidad para desarbolar a nadie por su lado.
Lo intentaron en el segundo tiempo los dos astros del equipo alemán, aunque con timidez. Porque el Bayern era consciente de que la gesta era una tarea imposible. De hecho, toda la atención del encuentro la tenía el hecho de que Sergio Ramos no viera una amarilla que le impidiera estar en la final. Porque Xabi Alonso se quedó sin el partido de Lisboa en una acción en la que fue amonestado por el portugués Proença cuando el partido y la semifinal estaban decididos.
Ramos se fue a diez minutos del final para cerrar la única incógnita -secundaria, en todo caso- que le quedaba al choque. Porque el gol de Cristiano Ronaldo cuando el partido estaba a punto de finalizar no fue más que el colofón al que parecía abocado el partido. Lanzó el portugués por debajo de la barrera un libre directo. Neuer volvió a ver otro gol más cerca que nadie. El 0-4.
Al Madrid le queda solo ver plácidamente la semifinal entre el Chelsea de Mourinho y sus vecinos rojiblancos. Seguramente la afición blanca esté dividida por sus filias y fobias hacia uno y otros. Sea cual sea su rival, el equipo blanco llegará a Lisboa con las ganas de no tirar una nueva oportunidad de ganar la Décima. La mejor que ha tenido en mucho tiempo.
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Alfredo García
Coordinador digital de las emisoras de la SER. Anteriormente, y durante más de una década, fue responsable...