¿Sobrecostes decentes?

El periodista Isaías Lafuente durante el programa 'La Ventana'(CADENA SER)

Todo el que se haya metido en obras sabe que los presupuestos tienden a engordar. Cuando las obras son públicas, la factura es monumental. Hoy leemos en EL PAIS que en los últimos seis años Fomento ha pagado 10.000 millones en sobrecostes, que son los recortes en sanidad y educación. Y en una sola de las obras, un tramo del AVE a Asturias, el desvío de 1200 millones es una cantidad semejante al que provocó el conflicto entre Panamá y Sacyr por las obras del Canal.
Las razones son variadas: proyectos deficientes que requieren constantes modificaciones, prisas políticas, pujas a la baja que crecen el mismo día en que arrancan las obras, corrupción... causas que hay que unir a las "normales", aquellas derivadas de imprevisibles complicaciones sobrevenidas. Dado que la factura la pagaremos por triple vía, a través de los impuestos, de recortes que podrían ser sufragados con los excesos y del precio del uso de las infraestructuras en un futuro, no parecerá excesivo que pidamos un poquito de seriedad a los gestores públicos y, por qué no, un poquito de decencia.
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