No insultemos

Google no sólo tendría que eliminar las informaciones falsas o desmentidas. Tendría que eliminar también los insultos, los lugares comunes, las maldades que los periodistas y el público en general emitimos cada vez que se abre una fuente de expresión. A la libertad de expresión le pusimos un altar para llenar de mierda sus escalones, y cuando ha venido un fenómeno como Google toda la porquería se ha puesto de manifiesto como cuando echas basura al mar. No insultemos, no digamos cosas que no tengamos confirmadas, no seamos más listos que nadie y no habría que borrar casi nada.