Una ciudad cuyo color es la diversidad

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Oliver tiene tres años, es hijo de canaria y abulense y ayer lo vistieron de Isidro para celebrar el santo de Madrid en la escuela. A su lado había niños hijos de africanos, de europeos del Norte o descendientes de rumanos, italianos o sudamericanos. Todos vestidos de isidros en la ciudad donde el azar llevó a sus padres o a sus abuelos. Madrid es una de las grandes capitales de la emigración del mundo, y eso la ha convertido, como pasó con Nueva York o con Londres, en una ciudad cuyo color es la diversidad. Oliver ya lo sabe, ahora lo que quiere saber es por qué Isidro era santo.




