Como si la escribiera Saramago

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Estoy en Lanzarote. Aquí hay dos energías, la de César Manrique y la de José Saramago. Manrique convirtió la isla en consecuencia de su sueño. Esa fuerza impidió que la destrocen los terremotos urbanísticos que la han amenazado. Saramago llegó aquí con Pilar del Río en 1993, pocos meses después de la muerte de Manrique. El Nobel portugués le dio a la isla el calor de sus palabras. Ahora están abiertas la fundación en la que creó César y la casa en la que escribió Saramago. Lanzarote es símbolo de los dos, como si la hubiera pintado César, como si la escribiera Saramago.




