Lecciones del fútbol

A ver si resultará que tenemos que refugiarnos en el fútbol como fuente de inspiración. Tampoco sería la primera vez que ocurre, no hay más que acordarse de la estomagante tormenta metafórica que desató la victoria de España en el Mundial de Sudáfrica. Pero es que esta vez es distinto, tiene matices muy sugerentes... porque el "sí, se puede", de Simeone anoche festejando el título de Liga del Atleti es un desafío en toda regla... no sólo al bipartidismo en el fútbol, encarnado por el Madrid y el Barça desde hace una década. No, no, es una consigna de lucha aplicable a otros bipartidismos... y a los monopolios, y a la endogamia, a los abusos, al trato de favor, a la desigualdad... y a la corrupción, que sigue picoteando aquí y allá sin que nadie se arremangue de verdad para meterle mano.

Y además el del Atleti no es el único ejemplo porque hoy tenemos a otro club modesto, mucho más modesto, el Llagostera, población gerundense de 8.000 habitantes, que anda metido en la promoción para subir a Segunda A, y que ha dado toda una lección de reflejos -y de ética- al expulsar de por vida a una aficionada que ayer insultó a un jugador negro del Racing de Santander imitando los gestos de un mono. Su planteamiento es sencillísimo: alguien hace una tontería, una animalada, se ha pasado siete pueblos... pues a la calle, fuera, no merece estar. ¿Se imaginan una reacción así en otros ámbitos?

Hombre, lo de Cañete por ejemplo no es hacer el orangután, pero nadie, nadie... ni uno solo... ni sola, de los suyos se ha atrevido al menos a reconvenirle en público. Así que, ¿dónde están los hooligans... en el fútbol... o en otras partes? No sé, igual el Cholo no pretendía ir tan lejos pero nos ha arrastrado. Porque sin tanta verborrea ni tanto glamour como otros, con esa pinta de tipo básico más bien simplón... nos ha dado a todos no sólo una lección de fútbol, sino también de filosofía. De filosofía de vida.