El editorial de Pepa Bueno: "Partidos de cristal"

El socialismo español tiene por delante meses decisivos. Meses en los que debe encontrar la vía que le ponga en contacto de nuevo con la sociedad que paulatinamente le ha ido dando la espalda de elección en elección. Rubalcaba se va tras navegar una etapa muy complicada, asume el coste político del desastre del domingo y convoca un Congreso extraordinario que elija una nueva dirección. Y se supone que las primarias para decidir el candidato a la Moncloa -ese mecanismo ilusionante, de apertura a la sociedad a la búsqueda de líderes sociales más que de aparato- quedan en manos de esa nueva dirección. Este nuevo calendario, congreso mediante, tiene defensores y críticos. Y seguro que todos tienen parte de razón.

Pero a la vista de los resultados del domingo, el desafío es tan grande, el boquete entre ellos y la sociedad de tal tamaño, el lenguaje que utilizan se ha alejado tanto de la gente, la capacidad de ilusionar con credibilidad es tan escasa que no pueden tropezar también en el procedimiento. La crisis del PSOE no se resuelve solo con un cambio de líder. Vivimos tiempos nuevos, que por lo menos en la izquierda, exigen partidos de cristal y muy porosos que respiren de verdad el mismo aire de la gente en la calle, partidos en las antípodas de la férrea estructura actual, endogámica y ensimismada, que promociona sólo a los fieles antes que a los mejores y donde la prioridad es la propia supervivencia.

Lo peor ahora es que a los representantes del actual aparato socialista, a los candidatos a las primarias, a los líderes emergentes, emergidos o en declive les pierda el cartón, la trampa, el ventajismo, la búsqueda de la oportunidad para colarse en el pódium. Tienen unas siglas históricas y tres millones y medio de españoles que aún les votaron el domingo. Pero la historia se escribe cada día, va muy deprisa y las clases medias y los trabajadores, los parados y los profesionales, que han tenido más miedo que ira en estos años de crisis y desconcierto, empiezan a decir en las urnas "basta ya".