Telegrama a la reina Sofía

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Señora, la observación y el escrutinio permanente y la transmisión de lo observado en tiempo real, con la conectividad encendida, hace que la vida de quienes encabezan la nomenclatura se aproxime a la indeseable del panóptico de Jeremy Bentham. Allí, abolida la intimidad, sin el alivio de esas zonas irrenunciables de penumbra protectora, la situación deviene invivible como en las jaulas de Guantánamo. Señora, sus años de servicio, han sido una lección permanente de saber estar, sin dar un ruido, como una profesional de la institución. Por eso, se ha ganado respeto y afecto. Se lo debemos.




