La agenda real

Como va a ser inevitable hasta el próximo día 18 mirar con lupa cada gesto, cada mensaje, cada discurso del futuro Rey,pues casi que empecemos hoy. La primera intervención oficial del aún príncipe Felipe deja como titular más destacado el compromiso de "servir a una España unida y diversa" y no hace falta ser un lince para saber a qué se refiere.

Catalunya, el desafío soberanista, emerge en el horizonte como el gran asunto político de los próximos meses y es lógico que la Corona se sienta directamente interpelada. Por eso resulta relevante que los nacionalistas catalanes, Convergéncia i Unió, hayan optado finalmente por abstenerse en la votación parlamentaria de la próxima semana, como también ha anunciado el PNV. O sea que no sólo hay un run-run de fondo con si habrá que acometer una reforma constitucional de calado, con las voces que piden directamente un referéndum sobre si monarquía o república, sino que además el tema territorial, el modelo autonómico, el encaje famoso aparece ahí claramente planteado.

Y por lo tanto no es casual que el primer mensaje del futuro Rey haya sido ese y no otro, lo cual ya nos da alguna pista sobre sus prioridades. Aquí es muy oportuno subrayar que la Constitución otorga a la Corona un papel de árbitro, de moderador, pero eso no tiene que entenderse ni mucho menos como figura decorativa.

No, no, de hecho el margen de maniobra que ejerza el nuevo Rey -o el que le dejen tener- va a marcar el perfil de esta nueva etapa. Escuchen lo que escribe hoy Antonio Puigverd en 'La Vanguardia' porque me parece extremadamente certero: "si el rey Felipe consigue encabezar la apertura, el futuro por difícil que sea está asegurado. Pero si es un juguete táctico en manos de un PP de mira corta, que Dios nos coja confesados".

Pues eso, a rezar.

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