Los palos y los penaltis salvan a Brasil del ridículo ante Chile

La anfitriona ya está en cuartos de final. El equipo liderado por Neymar, más apagado que de costumbre, se adelantó con un gol de Jara en propia puerta pero vio como Alexis Sánchez empataba el partido antes del descanso. En el segundo período ambos combinados tuvieron ocasiones para evitar la prórroga pero los arqueros estuvieron muy acertados. Antes de los penaltis, en el minuto 120, el delantero Pinilla envió al larguero un disparo potentísimo desde la frontal. En la lotería de los penaltis triunfó Brasil, que celebró con la torcida el sufrido triunfo.

El partido ante Chile solo sirvió para aumentar las dudas sobre el juego rácano y poco práctico de Brasil, que necesitó de los penaltis y de una dosis enorme de suerte para pasar a cuartos de final. Las paradas de Julio César en los penaltis y los palos de Pinilla en el 120 y de Jara en el último penalti de Chile sentenciaron a La Roja, que fue mejor y mereció un mejor trofeo al esfuerzo realizado sobre el verde de Belo Horizonte.

Brasil arrancó el partido alegre, con ganas, motivada tras la ceremonia del himno. El primer aviso lo llevó Marcelo con un disparo lejano que se marchó cerca del poste. Brasil no hizo nada espectacular en el primer cuarto de hora, una vez más el conjunto de Felipao fue plano y espeso.

No le hizo falta nada extraordinario para adelantase, como acostumbra en este torneo, la canarinha consiguió un gol. Neymar puso un córner que peinó Thiago Silva para que en el seugndo palo entre David Luiz y el chileno Santi Jara metiesen el balón en la red de Claudio Bravo.

El tanto local hizo estallar el Mineirao de Belo Horizonte, que se veía a los 20 minutos con el pase a cuartos encarrilado. Tras el tanto Brasil se mostró seria, sin dar opciones a los atacantes chilenos, que no encontraban huecos a pesar de los intentos de combinar entre Alexis Sánchez, Vargas y Arturo Vidal.

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Cuando mejor estaba Brasil, caprichos del fútbol, llegó el empate chileno. Vargas robó un balón a Hulk en un saque de banda, se asoció con Alexis para que el jugador del Barça rematase completamente solo en el área y empatase el duelo. El único fallo defensivo de Brasil lo aprovechó la maquinaria de Sampaoli, que invitó a sus compatriotas a soñar con dejar a Brasil fuera del Mundial.

Los roles del partido fueron cambiando, Brasil se fue apagando y Chile creciendo sobre el césped, a pesar de perder presencia en el campo Brasil pudo hacer el segundo gol. Un cabezazo de Neymar se marchó rozando el poste tras tocar en Silva, centrocampista de Osasuna.

El descanso acentuó el guión establecido en la recta final del primer acto. Chile creció y creció y terminó encogiendo a la todopoderosa Brasil, que parecía un equipo menor ante las acometidas chilenas, plagadas de fuerza, rabia y fe. Brasil salía al contragolpe cuando encontraba una pequeña vía de escape. De esa manera llegó una de las jugadas clave del partido. Hulk controló un balón largo y disparó como pudo para marcar gol. Cuando todo el estadio celebraba el tanto brasileño el asistente de Webb avisó al árbitro principal de que Hulk había utilizado el brazo para controlar antes de marcar. Gol anulado, infracción señalada y amarilla para Hulk. El gol anulado dejó a Brasil aturdido y vio como Julio César le salvaba con una mano mágica tras un disparo de Aránguiz, la mejor ocasión en el tiempo reglamentario.

Claudio Bravo apareció en el momento más indicado para evitar que, primero Alves desde fuera, y luego Hulk sobre la bocina, evitaran el tiempo extra hacia el que se encaminaba el gran partido.

La prórroga, con jugadores exhautos y con la luz de la reserva de la gasolina encendida, no dio para mucho hasta el 120, cuando Mauricio Pinilla recibió un balón en la frontal, se revolvió y disparó en busca del gol. El balón se estrelló contra el larguero, reventando contra la madera las ilusiones chilenas.

En la lotería de los penaltis Brasil compró el billete ganador, dos paradas de Julio César y un palo -otro- de Gonzalo Jara en el lanzamiento clave, acabaron con los sueños de los guerreros de Sampaoli, que doblaron la rodilla ante una pentacampeona que sufrió muchísimo para clasificarse para cuartos de final.

Para Brasil marcaron David Luiz, Marcelo y Neymar. El delantero del Barça pidió lanzar el quinto penalti, aceptando la presión que conllevaba tirar la pena máxima definitiva. Con 22 años Neymar cargó en sus espaldas la presión de 200 millones de brasileños pendientes de su lanzamiento. Neymar triunfó, Jara se estrelló con el palo. Brasil disfrutó y Chille lloró.

El partido era una moneda al aire, la línea entre el fracaso y el éxito no podía ser más estrecha y al final la moneda salió cara para Brasil, que avanza en el torneo. Suya es la plaza en cuartos de final pero el orgullo, el honor y el respeto del mundo del fútbol están con Chile.

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