Un largo viaje, cine para reflexionar
Un largo viaje. Jonathan Teplitzky. Decía alguien en relación a esta película que si dejamos de hacer cine para reflexionar, estamos perdidos. ‘Un largo viaje’, y perdonen el chiste fácil, es un largo viaje de película, lenta, incluso con momentos en el que se arrastra. Sin embargo, si uno se espera y aguanta, llega a su potente acto final, catarsis que resulta refrescante por recordarnos algo básico. Y de una forma cinemática, claro. El problema con Un largo viaje, basada en la autobiografía de Eric Lomax, es que sus defectos pesan tanto como sus virtudes. Nicole Kidman, caracterizada forzosamente de mujer normal, está ausente y hueca, aunque la culpa lo comparta con el guion. Entendemos a su personaje, una mujer que a la vez intenta entender a su marido que sufre estrés postraumático décadas después de la Segunda Guerra Mundial, antes de que se extendiera nuestra comprensión del diagnóstico como tal. Sin embargo, Kidman está relegada a escuchar y asentir con la cabeza, haciendo injustificable su aburrido protagonismo. Luego está la generalizada lentitud de la cinta, inexplicable teniendo en cuenta que la historia se estructura en base a una serie de flashbacks al campamento japonés en Tailandia y la construcción del llamado tren de la muerte, un proyecto a modo de tortura para los presos del Ejército Imperial. Aún así, la película consigue repartir su debilitado interés entre estas escenas del pasado, especialmente impactantes por su recreación de aquel infierno exterior, y las escenas del infierno interior del Eric maduro, donde Colin Firth muestra una vez más su capacidad total de transmitir un campo complejo de emociones sin decir una palabra. En cuanto a las escenas del campamento, Jeremy Irvine lidera estas escenas del filme y se impone como un actor al que debemos prestar atención, creando una versión creíble del joven Eric, parecido a su versión mayor a la vez que entero e independiente. Y en esa cara inmuta de Colin Firth que esconde un dañado ser humano también se ilustra el valor de la película, que hace exactamente lo mismo. La cinta traslada a la pantalla, y no de manera forzada, la profundidad y el abismo del dolor que viven con invisible esclavitud los supervivientes de actos terribles. También tiene algo que decir sobre el perdón. Y así, aún con sus desperfectos, ‘Un largo viaje’ es cine necesario y valioso. Alan White
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