Vagones silenciosos

La ministra de Fomento, Ana Pastor, se cruzó una vez un avión para darme un libro que a ella le había gustado. Era Bonsai, de Alejandro Zambra, una maravilla chica que leí de un tirón mientras iba de Santander a Madrid. Ella estaba entonces en la oposición y ahora que es ministra ha tenido la oportunidad de seguir aconsejando lectura, en los trenes. Para eso ha inventado los vagones silenciosos en el Ave. Que Dios la guarde. El ruido en los trenes, en los bares y en la vida en general es una tortura y el silencio es una bendición. Los viajeros debemos agradecerle que ayude a dejarnos leer mientras viajamos sin que el vecino rompa la difícil armonía de la mente.