Viajando por la vida | 02-09-2014
Cuarta carta de la periodista Ana Mansergas quien, semana a semana, nos narra su aventura a lo largo y ancho del continente Africano
Se termina el Safari y, de nuevo, esa sensación de tristeza me invade. Cada vez que termino una etapa de este viaje por el continente africano, siento que pierdo algo, pasan los días y me doy cuenta que no he perdido nada, que sólo he ganado más experiencias, recuerdos y amigos. Vivo todo de manera tan intensa que tengo la sensación que pasa todo muy rápido en muy poco tiempo y no llego a asimilarlo todo.
Sólo han pasado 15 días desde que llegue a Victoria Falls. Una de las maravillas del mundo, y ahora estoy de nuevo en el lugar de inicio. En uno de los hoteles, el Vic Falls, de visita obligada. Uno de esos hoteles con encanto e historia. Una de esas burbujas que encuentras en África, continente de contrastes, donde pasas de la pobreza más absoluta al lujo más ostentoso.
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Sobrevolar las cataratas Victoria es uno de las experiencias que nos ofrece la naturaleza y la empresa que explota el negocio (www.zambezihelicopters.com) ; como también caminar, previo pago de 30 dólares, los 1708 metros de extensión y disfrutar de un lugar mágico y cargado de energía que se desborda de la cortina de agua que sale del río Zambezi. Es la última actividad antes de volver a España para sus viajeros. Son esas actividades que marcan la diferencia y que hace sus safaris diferentes, como poder dormir en el salar, por ejemplo. Con los años cada vez hay más alternativas para viajar a África pero descubrirla con Kananga Viajes no tiene parecido alguno con ninguna otra opción. Y es que después de mas de 20 años de experiencia en el terreno sus safaris desbordan profesionalidad, familiaridad y variedad por todos los lados. Hemos exprimido los días al máximo, hemos viajado en todo tipo de transporte ( avioneta, camión, 4x4, etc.) y hemos cambiado de escenarios cada día. Y ahora soy más consciente de ello. Cuando todo se termina. Cuando me paro a pensar. Cuando me recompongo de una despedida triste y emotiva del resto de viajeros, y cuando reviso las fotos. Algunas de esas fotos se mueven por las redes gracias al proyecto que Antonio Chamorro con su amigo Jesús Amunarriz tiene desde hace unos años llamado "Fotógrafos de África"que os invito a disfrutar de él. Fotografías espectaculares, reales y que transmiten la vida de África, de sus animales y de su gente con una sensibilidad especial.
Todas las fotografías del Safari empiezan a desfilar por mis recuerdos mientras vuelvo a Victoria Falls. Como dice Antonio Chamorro el aeropuerto de Victoria Falls es el aeropuerto de las lágrimas. El espíritu Kananga ha invadido una vez más el ambiente y ha conseguido romper la frialdad de los aeropuertos, a veces tan difícil de eludir. Son tantas las emociones vividas en tan poco tiempo que las despedidas se viven con la misma intensidad. Al final nos hemos convertido en una gran familia...
Después de pasar la tarde en la piscina del Hotel Vic Falls, entre mojitos y guías que van y vienen de despedir a sus grupos, intentando recomponerme y planificar mi siguiente destino; por la noche José Luis y María no invitan a su restaurante Lola's Tapas & Bar de cocina típica española... Vinieron a vivir a Zimabwe hace casi 6 años.José Luis asegura que cuando sales de España por decisión escoges un lugar que te llena de verdad como les pasó a ellos. El mundo es muy grande, pero cuando eliges el lugar donde vas a volver a empezar, te debe unir una especie de química con el lugar que eliges , y a ellos les paso con Zimbawe . María dice que su ilusión es promover Zimbawe y que lo mejor que tiene es su gente, aún por encima de las famosas cataratas. Encuentra los valores que considera que se han perdido en España, consecuencia de nuestro propio sistema. Te engancha la gente. Está segura que este país despegara pues cuenta con muchos recursos naturales y humanos ya que su gente está muy preparada. La burocracia administrativa no es fácil, has de tener mucha paciencia pero, según José Luis, cuando superas todas esas dificultades, sus oportunidades son brutales. Ellos además importan aceite de Extremadura en Zimbawe, Zambia y Namibia. Sentados en la terraza de su bar, con bailes y musica africana en directo de fondo, y el típico ambiente triste que se respira cuando se terminan las etapas, nos sacaron unos pinchos de pan con tomate y chorizo extremeño bañados en ese aceite que me trasladaron rápidamente a España. Un lujo que no esperaba. Pero lo mejor de esta pareja , además de su gastronomía y la casa que nos brindan, es la atención que tienen especialmente con los guías. Los guías trabajan duro. Pasan largas temporadas fuera de casa, con grupos de viajeros de todo tipo y con emociones también diferentes.Cuando son intensas se crean lazos especiales de los que cuesta desvincularse. Es lo duro de la parte emocional y es tremendamente cansado organizar toda la logística de un Safari tan completo como el que he tenido la oportunidad de vivir. Acaban agotados cuando despiden a un grupo y disfrutan o sufren "la soledad del guía" hasta que llegue el siguiente grupo. Siempre es un misterio para ellos, y depende del grupo el Safari puede ser totalmente diferente.
El mío ha sido muy especial, muy intenso y muy lindo en todos los sentidos. Una experiencia más que recomendable. Conseguir una desconexión total en poco tiempo y tan intensa no es fácil, y yo lo he conseguido. Espero poder repetirla. Pero ahora tengo que seguir mi viaje por la vida.
Mi siguiente destino Capé Town. Me esperan 48 horas de carretera...
Hasta la semana que viene
Ana Mansergas
Redactora de Radio Valencia Cadena SER