Los clásicos animan la banda sonora del jugador de baloncesto Fernando Romay

Creció con Corazón contento, aquí conocida por la versión que interpretara Marisol, aunque él prefiere la grabación de Palito Ortega. "Era lo que escuchaba cuando me quedaba con gripe en casa sin ir a clase. O esto o las rancheras de mi padre". Ya por aquel entonces, como cuenta, todas las señoras mayores le agarraban del carrillo. "Siempre del mismo, así que tenía uno mucho más grande que otro".

Compartiendo piso con su amigo José Manuel Beira acabó conociendo la música de Cat Stevens, un músico con el que su compañero estaba obsesionado. No conocían el idioma, así que se conformaban con tararear un cierto naninonino para seguir la letra. Entonces, la música negra poco tenía que ver con el rap. "Lo más parecido a eso era ir a un bar a escuchar a un cantautor".

También, dice, los Hombres G le recuerdan a sí mismo. Devuélveme a mi chica es una canción que dedica, desde el humor, a sus compañeros de profesión: insiste, más por lo de sufre mamón que por la historia de desamor que se esconde detrás de la letra. "Mi mujer es el amor de mi vida, el primero y el único", alega.

Músicos como Simply Red o Survivor pertenecen a una etapa de su vida a la que él se refiere como "tardía". Hablar de estas canciones es, para él, un homenaje para aquellos amigos con los que acabó pasando las tardes jugando a las cartas. Estos son Cecilio Alonso, jugador de balonmano, y el portero Agustín. Aunque Eye of the tiger ilustró la historia del boxeador Rocky Balboa, a él le resulta más que apropiada para el baloncesto, donde hay que estar siempre arriba.

La copla es el último de los intereses del jugador de baloncesto. A través de ella, este deportista que ha girado por tantos campeonatos en el extranjero logra recordar la historia del lugar de donde viene.