El loco que mimaba a los músicos
José Luis lo ve con tranquilidad desde la distancia. Este madrileño, que estudió Bellas Artes y trabajó de fotógrafo, es un tipo resuelto y decidido, una de esas personas que se lanzan a por sus metas y que se entrega a fondo por las cosas en las que cree. Cuando era adolescente comenzó a escribir en revistas de rock. "Una revista hizo un especial sobre los mejores discos de hard rock y al final pedían a los lectores que mandasen los títulos que creyesen que faltaban en la lista. Yo les mandé las críticas de un montón y me llamaron para colaborar con ellos", explica Carnes. Así fue metiendo la cabeza en la música y conociendo a gente que acabaría marcando su decisión de dejarlo todo y dedicarse a traer a sus músicos favoritos a Madrid. Una de esas personas claves fue Roberto Villandiego (redactor jefe de Kerrang) con quien montó -sin ninguna experiencia anterior- la gira de Michael Monroe. "Aquello fue como un master", asegura José Luis. "Fue una gira por toda España y nos encargamos de todo, le pusimos mucho trabajo y mucho amor y la cosa salió tan bien que cuando acabó la gira el veterano manager del grupo nos dio la enhorabuena. Fue mi bautismo de fuego”, bromea Carnes.
Aquella primera palmada en la espalda fue el empujón que necesitaba José Luis. "Tenía algo de dinero ahorrado y como soy una persona de pocos gastos pensé que era el momento de hacerlo", añade. Empezó a recibir algunas llamadas con propuestas y a escribir a los músicos que le gustaban ofreciéndose a organizarles conciertos en Madrid. Era el año 2012 y mientras media España perdía su trabajo, José Luis se decidió a crearse el suyo y a darle nombre: The Mad Note, su propia promotora. "Con la que estaba cayendo muchos promotores y salas dejaron de traer grupos que podían ser arriesgados y ese hueco lo ocupé yo", explica. José Luis empezó a traer músicos a salas pequeñas y a trabajar compulsivamente, durante un tiempo lo hacía todo, todo lo que hiciese falta. Desde pegar carteles con los bolos a descargar furgonetas, pasando por muchas llamadas y trabajo sucio. Toda esa pasión y ganas de hacer las cosas bien terminaron por conquistar a las bandas. A pesar de ello, es un trabajo arriesgado, un trabajo lleno de dudas y temores. "Puedes hacer tu trabajo muy bien y que luego vayan 30 personas al concierto y pierdas dinero", se lamenta. Por suerte no ha habido muchos de esos. Desde ese año maldito en la economía española, Carnes ha ido tirando y ha organizado alrededor de los cuarenta conciertos al año. "He aprendido a estirar el dinero de los conciertos que van bien para compensar los que fallan. Ahora, en verano, he estado dos meses sin organizar ningún concierto", aclara. Su proyecto no es una máquina de hacer dinero. Es más probable, a priori, que lo pierda, pero José Luis es decidido, muy trabajador y esa clase de persona que pone tanta pasión en lo que hace que la gente que lo conoce le acaba deseando lo mejor.
Ahora, tras el forzado parón estival que deja vacía la capital, Carnes retoma la actividad con un otoño cargado de grandes conciertos. En los próximos meses traerá a Madrid a bandas como Daniel Romano, Left Lane Cruiser, Scott H. Biram, Buttshakers o el gran Chuck Prophet. El objetivo, sin embargo, sigue siendo el mismo. “Quiero seguir esta línea de trabajo e ir creciendo modestamente, sin grandes pretensiones. Quiero que sea algo progresivo y que la gente se vaya fidelizando con nuestra programación”, explica. “Uno de los grandes retos es que gente joven venga a los conciertos, y no vivan solo de los grupos 'mainstream' de moda y de los festivales como ocio más allá de la música”, añade. Más allá de eso no quiere mirar. “Me encantaría hacer esto durante muchos años y espero que las circunstancias y las zancadillas que intentan ponernos los de arriba no terminen por sepultar la música en directo. Mientras haya ilusión y ganas por parte del público por disfrutarlo, espero poder seguir trabajando en esta aventura hasta que el cuerpo aguante”, concluye José Luis.
Twitter: AcardenalR




