A Alberto Ruiz Gallardón

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Señor dimitido ministro de Justicia, ayer su anuncio de retirada de la política tuvo tanto de solemnidad emocionada como de enmascaramiento tramposo. Su humilde confesión de incapacidad para cumplir el encargo recibido respecto a la Ley del aborto era un abierto y arrogante desafío a la autoridad del presidente Mariano Rajoy, lanzado en el momento más inoportuno. Además nunca sabremos por qué decidió encadenar su suerte a esa Ley, cuando le esperaban tantas otras buenas causas. Su gestión en el ministerio ha sido dañina excepto para los registradores, siempre agradecidos.




