A setas o a Rolex

¿Recuerdan ustedes lo de Pasqual Maragall y el famoso tres por ciento? ¿Aquello que un día insinuó en sede parlamentaria que supuestamente cobraban los de Convergencia a cambio de adjudicar contratos mientras Pujol era presidente? Seguro que recuerdan también el escandaloso manto de silencio que cayó sobre esa denuncia y el daño, terrible, que eso ha provocado en términos de confianza y de credibilidad del sistema y las instituciones. Y más ahora que la figura del propio Pujol y de su familia está en el centro de todo tipo de sospechas, y de indicios, sobre corruptelas varias. Bueno, pues resulta que ahora tenemos algo parecido a lo de aquel tres por ciento... pero en Euskadi. El diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, se despidió ayer del cargo con el siguiente mensaje:

"Los que decían una cosa en privado y la contraria en público, los que mentían sabiendo que mentían, los que hacían pagos con billetes, con fajos de billetes sin demostrar su origen. Los que tenían grandes sumas de dinero en paraísos fiscales cuyos nombres no salen a la luz, los que han repatriado dinero de origen desconocido. A todos ellos, que saben perfectamente quiénes son, les digo que pueden estar tranquilos: yo nunca escribiré mis memorias"

Muy bien, José Luis Bilbao no escribirá sus memorias, pero... ¿qué hacemos ahora con su denuncia? Porque más claras no se pueden decir las cosas. Así que esto es muy sencillo: si el diputado general ha mentido o ha exagerado, fatal. Y si no ha mentido pero se calla lo que sabe, pues casi peor. Hay un chiste muy conocido que ironiza sobre el carácter de los vascos: el de aquellos dos amigos que salen al monte a buscar setas y uno de ellos se encuentra un reloj de lujo; a lo que el otro le suelta: "oye, o vamos a setas o vamos a Rólex". Pues eso. A estas alturas, bromitas así las justas