"He perdido la noción de que soy de un punto. Uno es de todo lo que le gusta"
Paco Ibáñez está a punto de cumplir 80 años, aniversario que coincide con los 50 años de su primer disco.
No ha dejado de cantar. Lleva una treintena de recitales en 2014 y está a punto de cumplir 80 años al mismo tiempo que su primer álbum, dedicado a la poesía de Gongorá y Lorca, celebra medio siglo. Ahora el cantautor valenciano acaba de poner en marcha "Vivencias", un proyecto que incluye giras, reediciones discográficas y actos académicos.Esta mañana en Hoy por hoy con Gemma Nierga y en compañía de Juanjo Millás nos hemos acercado a la vida de de Paco Ibañez
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"Nos da tanto miedo pensar porque ver demasiado claras las cosas te asusta, uno se pone la manta y no quiere verlas. Es un acto de protección y un poco de cobardía con uno mismo". Cada vez que habla, Paco Ibáñez agita los cerebros, remueve los estómagos y sonroja a los pocos que guardan cierto pudor tras las patrañas cometidas, black targets o no mediante. "Las cosas hay que enfrentarlas" dice Ibáñez como tirando de las orejas a todos los que ven sin observar y oyen sin escuchar lo que sucede a nuestro alrededor o también a los se indignan a la carta, al interés personal. "Despierta el alma dormida" pide el cantautor. "Se llenan los campos de futbol, es donde se duerme mejor, así las otras cosas no las ves. Puto futbol por aquí, puto futbol por allá. Es casi obsceno". Y es que esa impudicia se convierte en hedor con las inevitables comparaciones: "Cuando ves lo que le ha pasado a Teresa Romero casi no puedes respirar". Protegido por un traje 'tipo 4' con el que se encuentra a salvo, fruto de años de hartazgo, Ibáñez concluye el alegato antifútbol, que se podría trasladar a otros 'entertainment', de forma categórica: "El fútbol no es un sarampión, es un cáncer para la humanidad"
Paco Ibáñez reside en Barcelona, en el Eixample, distrito de líneas ordenadas, casi se podría decir uniformadas y obedientes, algo que contrasta con la anarquía en su apariencia física. Camisa negra con dos botones desabrochados, pelo descuidado y barba de dos días. Hipster dirían hoy los pedantes. Persona normal y corriente, para bien, sería mejor definición. La anarquía también llega a su sentimiento de pertenencia. Desacreditado ya como está eso de definirse como "ciudadano del mundo" por aquellos que se empeñan en conocer solo el suyo propio, el de unos cuantos kilómetros cuadrados, Paco Ibáñez se decanta por decir que se siente "como Jesucristo, de todas partes". "He perdido la noción de que soy de un punto" asegura, "soy vasco-catalano-francés, nacido en Valencia. Pero también soy asturiano, andaluz y también a lo mejor soy gitano porque me gusta el cante jondo. Uno es de todo lo que le gusta". "¿Y español?" le pregunta Juanjo Millás. "No lo sé, es una palabra que se me queda corta. Cuando veo a todos estos políticos que son unos mediocres casi todos, todos estos canallas que lo único que saben es robar y dicen que son españoles..." Se le quitan las ganas a uno de ser español le faltó decir al prolífico músico, harto de adaptar los poemas de autores de todo pueblo y nacionalidad.
Ochenta años cumplirá Ibáñez en noviembre. 50 tiene ya el primer disco que lanzó, aquel que dedicaba a la poesía de Góngora y Lorca. "Cada día tengo un año menos" bromea. Los días los pasa homenajeando a su padre, ebanista, fabricando "cajitas, tonterías y ahora castañuelas". El homenaje a su madre, "vasca y recta", ya llegó en forma de disco cantado en Euskera. Ibáñez habla catalán, castellano y euskera con la normalidad del que no le importa el cómo sino el qué, por agradar un poco a la gente a la que quiere, pero también al taxista que le recoge y al que le sorprende que le salude con un "bon dia". También los mezcla cantando, improvisando, aunque cuesta pero ¿y qué?. Normalidad:
"Estaba pensando que tú fuistes un joven viejo y ahora seguramente estás resultando un viejo joven" le dice Juanjo en un momento de la conversación. Se podría decir que sigue siendo joven porque no cambia (al margen del cambio físico que provoca la edad). Y no hace falta. Cuando uno ha sido viejo de joven, ¿Por qué hay que cambiar?
"Yo soy español sin ganas, como Cernuda"
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