Arthur Alexander, el ídolo olvidado de John Lennon y Mick Jagger
Al día siguiente Arthur Alexander entraba al estudio de Rick Hall para grabar aquella primera canción. Hall llamó a los músicos de la banda local con la que tocaba y juntos grabaron ‘You better move on’. Fue un éxito. Un éxito enorme que cambió la vida de ambos hombres. Rick Hall ganó suficiente dinero para convertir Muscle Shoals en un estudio de referencia, un sitio por el que pasarían Aretha Franklin, Otis Redding, The Staple Singers, o más recientemente los Black Keys. Por su parte, Alexander se convirtió en el primer cantante de Alabama en entrar en las listas nacionales de éxito y en un músico prestigioso. Tanto que pocos meses después los Rolling Stones hacían una versión de esa misma canción en su primer disco. “No hacíamos nada de ese estilo en aquella época”, apunta Mick Jagger en el fabuloso documental sobre el estudio de Alabama. “La chicas adoraban aquella canción”, añade el cantante.
La versión de los Stones también fue un gran éxito en Reino Unido. Pero los Rolling no fueron los primeros ingleses en rendirse a la música de Arthur Alexander. “Los Beatles no robaron a Arthur durante unas semanas”, explica Keith Richards en el documental. Los Beatles habían grabado ‘Anna’, otro de los éxitos de Alexander, unas semanas antes de que los Stones publicasen su versión de ‘You better move on’. “Todos adorábamos a Arthur Alexander”, confiesa Richards.
La carrera de Arthur Alexander no estuvo muy bien documentada hasta su muerte, tras su deceso en 1993 comenzaron los homenajes y el trabajo para recuperar su obra. A pesar de ello, de la fallida redención musical que tuvo antes de su adiós, el legado de Arthur Alexander va más allá de las versiones que las grandes estrellas hicieron de sus canciones, su legado se muestra en la influencia que tuvo en esas bandas y cantantes y en la propia historia del soul sureño. Su música -y su forma de interpretarla- carecía de la fuerza de James Brown o de la sensualidad de Otis Redding, su estilo era más cálido y acogedor con unas canciones que parece que te arropan con una manta suave durante una noche fría. Eso fue lo que cautivó a aquellas bandas británicas que captaron algo especial en la música de Arthur. “Los Beatles estábamos buscando nuestro sonido y allí apareció el R&B. Eso es lo que solíamos escuchar entonces y es lo que queríamos hacer. Estábamos fascinados por esa música negra y para nosotros la cima de todo aquello era Arthur Alexander”, llegó a decir Paul McCartney.
Pero la culpa del descenso al olvido de Alexander no fue por su estilo, más bien por sus decisiones. Arthur firmó algunos papeles que evitarían que llegase a recibir derechos de autor de sus composiciones más exitosas y tampoco acertó a la hora de elegir sus siguientes pasos musicales, dónde grabar y con quién hacerlo. El abuso del alcohol y de las drogas psicodélicas- que se popularizaron a finales de los setenta- le afectó seriamente y Alexander pasó un tiempo entrando y saliendo de psiquiátricos y prisiones, y pasando de un sello a otro sin grandes éxitos durante la década de los setenta.
Arruinado y de capa caída, Alexander se mudó con su familia a Cleveland donde dejó de beber, se bautizó en el cristianismo y empezó una nueva vida alejado de la música. Durante los ochenta encadenó trabajos de todo tipo como conductor o celador. Allí, junto a su familia, Alexander se convirtió en un hombre estable y poca gente de su nueva vida conocía su pasado. Pero el destino le concedió una segunda oportunidad al músico de Alabama. Un melómano, autor de algunas canciones de BB King, dio con él en Cleveland. Su nombre era Jon Tiven y estaba empeñado en recuperar la música de Arthur Alexander. Pero no fue fácil. Alexander había pasado página y durante años había rechazado toda oferta que le había llegado. Sin embargo, el empeñó de Tiven derribó todas las barreras y el cantante accedió a encontrarse con él en Nueva York. Juntos fueron a una prueba para Elektra Records y al acabar le concedieron un contrato discográfico para publicar su regreso a la música más de dos décadas después de su adiós a la industria. En 1993 llegó a las tiendas ‘Lonely just like me’, un disco que recuperaba su obra y que incluía varias versiones de los sesenta.
La redención de Alexander no llegó a ser completa. Tres meses después de que su disco de regreso se editase, el músico falleció de un infarto al corazón. Llevaba tiempo enfermo y con dolores pero no se lo había contado a nadie. Después de años de olvido, de una vida dura y de unos trabajos que lo había alejado de su verdadera vocación, Arthur no estaba dispuesto a dejar pasar ese último tren de vuelta al estudio. Tras su muerte, su catálogo volvió a reeditarse y varios autores escribieron grandes obras documentando su vida y su cancionero. El Hall of Fame de Alabama abrió sus puertas para homenajear al gran músico de su estado. “Cuando a los Beatles y a los Stones nos dieron la primera oportunidad de grabar en un estudio, ellos eligieron ‘Anna’ y nosotros ‘You better move on’. Eso debería decírtelo todo de Arthur Alexander”, llegó a decir Keith Richards en una entrevista.
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