El principal problema de nuestra Administración se resume en la idea de 'monocracia'

Madrid

En primer lugar, creo que debemos reconocer que la corrupción funcionarial no es la norma en nuestro país. Un dato: en el último barómetro de Transparencia Internacional, apenas un 2% de la población dice haber tenido que pagar un soborno a un funcionario, frente al 5% de Italia y Reino Unido y el 22% de los ciudadanos griegos. El grueso de nuestra corrupción no es administrativa, sino política, lo cual dice mucho (y bueno) de nuestro cuerpo de funcionarios. Sin embargo, ello no supone que nuestra administración sea un ente impermeable. Su problema principal puede resumirse en una idea: monocracia. Esta idea señala que la autoridad viene exclusivamente del partido que ha ganado en las elecciones. Esto le da gran discrecionalidad a nuestros políticos, que la emplean para la creación de plazas a medida o promocionar a aquellos funcionarios que le son más afectos generando una relación perversa entre técnicos y políticos. Probablemente la mejor alternativa sea ir a una separación clara de ambos estamentos. Si los funcionarios no dependen de los políticos para mantener su puesto o promocionar ambos serán menos proclives a caer en prácticas corruptas.