Portentoso Del Toro
Benicio del Toro demuestra su grandeza interpretativa en 'Escobar, paraíso perdido', el biopic de Pablo Escobar en el que también participan Carlos Bardem y Josh Hutcherson
Madrid
El biopic es un género peligroso por naturaleza. En este caso, el hecho de que el director y guionista se atreviera a contar la historia del sanguinario Pablo Escobar fuera italiano y la producción americana, le daba prácticamente todas las papeletas para resultar una americanada infumable. Y no ha sido así.
El actor italiano Andrea Di Stefano debuta en la dirección con Escobar, Paraíso Perdido y su principal acierto ha sido la elección de Benicio Del Toro para interpretar al legendario fundador del Cartel de Medellín, componiendo un padrino a lo Coppola y aportando auténticos detalles que humanizan al monstruo hasta el escalofrío. Sin embargo, la historia es diminuta y carece de la profundidad que un personaje de tal calibre requiere.
Di Stefano, en lugar de hacer una aproximación arrogante y exponerse a ser acusado de intruso, apuesta por contar la historia desde la mirada ingenua de un joven canadiense (Josh Hutcherson) que se hace novio de la sobrina del El Patrón. La historia está lejanamente basada en la experiencia de una sobrina de Escobar que descubre la cara más oscura de su tío, un hombre al que se le atribuyen más de 10.000 asesinatos directos y la muerte de miles de civiles inocentes que se cruzaron en su camino.
Pero a la vez fue venerado en algunos lugares de Colombia por sus aportaciones a comunidades deprimidas y es legendario su amor y fidelidad a su familia. Todas las caras del capo están retratadas en la película en la que sobra el protagonismo de Hutcherson y falta la presencia del grandísimo Del Toro, que llena de matices su interpretación, pero que está limitada a un enfoque demasiado pequeño.
