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Tres meses sin los 43 de Iguala

Las familias y compañeros de los estudiantes desaparecidos la noche del 26 de septiembre en Iguala (México) piden al Gobierno un cambio en la estrategia de búsqueda. Detrás de cada uno de los 43 jóvenes hay una historia de superación y solidaridad.

Protesters hold a banner as they march toward the central square, known as the Zocalo, to protest at the government's response to the mass disappearance of 43 college students in Mexico City, Mexico, on Thursday, Nov. 20, 2014. Evidence in the missing stu / Susana Gonzalez BLOOMBERG

Madrid

Un hoyuelo en la mejilla, un dedo amputado por un accidente infantil, una mancha detrás de la oreja, una cicatriz en la nuca por una caída, una marca en el ojo derecho. Estos son algunos de los detalles físicos que identificarían a los 43 estudiantes de la escuela rural normalista de Ayotzinapa, un centro para la formación de maestros.

Los 43 de Iguala

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Todos pertenecen a familias humildes, sobre todo de campesinos, y marcadas por la pobreza. Tienen entre 18 y 33 años, aunque la mayoría no supera los 20. Sus fotografías, nombres y apellidos, han ocupado carteles y pancartas exigiendo que vuelvan a casa sanos y salvos. Han sido motivo de numerosas protestas desde que el pasado 26 de septiembre de 2014 fuesen atacados los autobuses en los que viajaban a Ciudad de México para participar en actos de recuerdo por las víctimas del 2 de octubre de 1968, fallecidas durante la represión, por parte del ejército, de una reivindicación estudiantil.

Entre los 43 desaparecidos en Iguala hay algunos que trabajan para pagarse sus estudios, otros que realizan labores de voluntariado para llevar la educación a los indígenas. Todos quieren ser maestros, además, para ayudar a sus familias a salir de la pobreza.

Los familiares de los 43 estudiantes mantienen la esperanza de que los devuelvan sanos y salvos, y por eso han acuñado un grito en sus protestas: "Vivos se los llevaron, vivos los queremos". Pero algunos miembros del cartel "Guerreros Unidos", detenidos por esta causa, ya han confesado que los estudiantes fueron ejecutados, incinerados, triturados sus restos y lanzados a un río dentro de bolsas de plástico.

Carlos Cala

Carlos Cala

Empieza en la radio en 1992, en la emisora de la Cadena SER en Morón de la Frontera, trabajo que simultanea...

 
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